Lo que el pasado 29 de Octubre iba a ser una noche en la que iban a tocar los holandeses Undeclinable acabó convirtiéndose en una noche del mejor Punk Rock de aquí. De tanta calidad que incluso acabamos olvidando la cancelación de la gira del legendario grupo de hardcore melódico. Además, los tendremos por aquí en Diciembre despidiéndose para siempre de los escenarios. En cualquier caso, lo importante es que el hueco fue perfectamente llenado por tres poderosos talentos que nos hicieron pasar una velada tan divertida como llena de esperanza. Esperanza porque, a diferencia de la mayoría de los países en los que la cultura es realmente un pilar que sostiene la sociedad, aquí es ahora cuando estamos presenciando el nacimiento de grupos que realmente nutren de fuerza una escena que muchas veces creemos inexistente.
Podría decir que esta crónica más que intentar retratar lo que aconteció el pasado 29 de Octubre lo que pretende es ser una reivindicación de estas tres bandas madrileñas que esperemos que algún día comiencen a ser verdaderamente valoradas. La primera de ellas es una joven formación que fusiona el folk irlandés con el hardcore melódico de tupá-tupá de toda la vida. Brutus Daughters se hacen llamar y en los últimos meses están dando mucho que hablar en la capital. Lo que es seguro es que buena parte del discreto centenar de personas que se acercaron al CBGB’s madrileño aquella noche fue por ellos y es que desde la misma introducción, una adaptación de “Hot Asphalt“, de los Wolfe Tones, los pies de los allí presentes comenzaron a vibrar sin descanso. A partir de entonces comenzaron a desgranar una cuidadosa selección de temas tanto de cosecha propia como versiones acertadísimas de grupos como los que podrían ser considerados unos de los principales padres del género, los Dubliners y su himno “Irish Rover“, Cock Sparrer y la tremenda “We’re Coming Back” o la festiva “Roots Radicals” de Rancid. Con ésta última la gente enloqueció y la mayoría de los miembros de los otros dos grupos que formaban el cartel se lanzaron a la primera fila a corear todos juntos.
Las canciones de Brutus hablan de temas tan dispares como la mitología asturiana, la esclavitud, tradiciones, la violencia de género o la amistad e incluso se atreven a cantar en bable en alguno de los temas. Se nota que sienten y se creen el folklore sobre el que basan su estilo y a pesar de que aún no tengan muy depurado su sonido y les falte mucho camino por recorrer, tanto a nivel de técnica como de puesta en escena, van realmente bien encauzados.
El cierre de su set estuvo compuesto por el tema más conocido de Flogging Molly, “Drunken Lullabies“, un tema propio llamado “Born A Girl” y el himno generacional de Pennywise, “Bro Hymn” aunque en clave gaitera, por supuesto. La verdad es que se agradece mucho que no tengan complejo alguno en incluir tantos covers en su repetorio porque el público disfruta de lo lindo.
En definitiva, toda ciudad tendría que tener un grupo que mezclara el Rock con gaitas. Debería ser una norma escrita, qué demonios. Pues bueno, podría decirse que ahora Madrid tiene a los Brutus.
Tras éstos subieron a las tablas The Lost Bandits. Van a hacer dentro de nada dos años en activo pero ahora es cuando en verdad están comenzando a estar presentes en las bocas de todos los que amamos el Punk Rock. Sus miembros provienen de grupos como Delicuencia Sonora o The Rejects y practican un sonido influenciado por grupos como U.S. Bombs, The Clash o Cock Sparrer.
Nos presentaron todos los nuevos temas que acaban de grabar y francamente, a mí me encantaron. En muchos de ellos se alejan un poco de lo que estamos acostumbrados a ver en la mayoría de grupos estatales, Punk Rock sucio y rápido, para centrarse un poco más en la vertiente más rockera del género. En otras despliegan toda su rabia en la onda de los primeros Rancid y es que la voz rasgada de Payom, el frontman bandido, le otorga un toque esencial para lograr ese sonido tan auténtico.
Nos deleitaron con temas como “No Return“, “Oh no!!!” y “Don’t Start“, clamaron al cielo en contra de la falsedad y la apariencia imperante en nuestros días con “Fuck Fake Punk” y gritaron esas consignas que les definen como forajidos del desierto madrileño en clave de “Mexico“, “Son Of A Gun” y “Perfect Crime“. Y por si esto no fuera poco se ganaron nuestro corazón versionando genialmente la fantástica “I Was Wrong” del que es para muchos de nosotros el grupo de nuestra vida, Social Distortion.
Debido a algún fallo de coordinación de esos que los grupos notan demasiado pero que la mayoría del público ni se entera salieron algo descontentos de su actuación. Pero no tiene la menor importancia, son errores que se curan con la práctica y lo realmente importante es la reacción del público. Y yo, como público, puedo afirmar con contundencia que me encantó su concierto y eso es lo que cuenta.
La luna comenzaba a estar ya alta cuando se subieron Kick Out al escenario. Es lo que tiene tocar a horas relativamente intempestivas entre semana, que la gente odia dormir poco y deserta antes de tiempo. Y eso es desgraciadamente lo que ocurrió. Una descampada de la chavalería inicial y una sala media vacía frente al que muy posiblemente sea el mejor grupo de Punk Rock ‘n’ Roll actualmente en España. Es una afirmación atrevida, sí, pero ésa es mi selección personal y Kick Out son a este género lo que Muletrain al Hardcore-Punk y Los Coronas al surf. El caso es que los madrileños ya se han consagrado como un grupo del que en verdad yo me siento orgulloso. En primer lugar porque son mis amigos y en segundo lugar porque combinan una calidad musical, energía y fuerza rockera con una gran honestidad y esfuerzo constante por superarse. Y no es en balde, porque lo consiguen día a día. Cada vez hacen mejores canciones y sus directos crecen en solidez. Lo demuestran en cada ocasión que se les presenta, bien sea acompañando a grupos como The Bouncing Souls o From Far To Finished o bien cerrando bares y secando barras como en esta ocasión.
Y así comenzó el concierto, gritando “Here We Go Again“. Stronger than ever, añadiría yo. Descargaron un cartucho tras otro a lo largo de un soberbio set list compuesto por nuevos temas, covers y canciones que ya se han convertido en nuevos clásicos de los suburbios underground de los vestigios del Punk en esta ciudad. Trallazos demenciales resonaron hasta en el último rincón del Gruta. Pelotazos llamados “Perfect Girl“, “Away From Me“, “Hidding In The Gutter” o “Riot City Sinners“, como el que da nombre al genial grupo que componen algunos de sus miembros y sobre el que también podríamos hablar ancho y tendido.
Y así es como la versión estatal más macarra de los Stray Cats nos hicieron pasar una gran noche. Una entrada al viernes coreando demenciales versiones de canciones emblemáticas como el hit sesentero “In The Midnight Hour” de Wilson Pickett, de nuevo “Roots Radicals” de sus venerados Rancid -Una delicia escuchar dos versiones totalmente distintas de esta canción en una misma noche-, una “Leaving Here” que si cerrabas los ojos podías pensar que eran Lars Frederiksen y sus Bastardos los que estaban interpretándola o el bis con el que se despidieron por esta vez, la fantástica “Travelin’ Band” de la Creedence. Escri, el cantante, y los suyos han mamado la mejor música de la historia desde la época en la que casi aún se meaban en los pantalones y cuando se tiene una base cultural tan nutrida y además se posee talento no pueden salir nada más que joyas tales como “Not the Same Kids“. Y esa, y no otra, fue la banda sonora de la noche madrileña aquel día. La que siempre debería ser.
Fotos de archivo por Sergio Albert & Mr. Chapis.
Javi JB
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