Con la emoción de volver a presentar nuevo material, Quique siempre es cercano a ojos de aquel que va de frente, antítesis de esa imagen de huidizo que en las distancias cortas se deshace: “Parece mentira todo lo que tienes que hacer durante tres años para que haya un disco, y al final siempre sale“, sopesa mientras analiza si se le observa con lupa a tenor de los movimientos más recientes: “Cada vez estamos más expuestos con todo el peligro que tienen las redes sociales, pero eso dice mucho del poder que tiene la red. En mi caso no creo que especialmente, sigo haciendo lo mismo de siempre, canciones y sacar discos. Cada vez he crecido un poquito más y sí noto que la gente conoce mis canciones, pero sólo me da una mayor responsabilidad para tratar de hacerlo mucho mejor. Tengo más gente a la que fallar“.
Soy de los que piensan la estética y la imagen definen nuestro momento vital, y la del madrileño en esta ocasión se antoja más hosca, más amenazadora, más cruda. “No es premeditado pero seguro que tiene que ver, acompaña a un disco que es más áspero, menos romántico y más contaminado por las cosas que están pasando porque son cosas que nos hacen estar de mala leche, es una puta vergüenza todo y estamos más en pie de guerra que nunca“, dice expresando su malestar.
Como él bien dice, este disco deja atrás el romanticismo del que otras veces hizo gala, en un proceso catártico del que fue consciente estos tres largos años mientras creaba las canciones: “Claro que lo vas viendo, a medida que pasa el tiempo pierdes ingenuidad, aunque pienses que tienes ciertas cosas atadas, a la vuelta de la esquina la vida te da un sartenazo, o se lo pega a un amigo tuyo“.
“En estos tres años, la gira de Daiquiri fue muy buena en muchos aspectos pero me llevé unas decepciones muy fuertes a nivel personal“, prosigue el cantante madrileño, “fuera de mi oficio me pasó con gente con quien tenía mucha amistad. Ese proceso traumático hace que no seas tan abierto y que te pongas a la defensiva, pero también me ha ocurrido lo contrario y he tenido reencuentros con grandes amigos. El hecho de llevar ocho años aislado en Cantabria me hace tener perspectiva con la gente quiero y las relaciones que he construido y claro eso empapa las canciones “, dice analizando la temática en torno a la que gira todo este Delantera Mítica.
“No hablo de una amistad perdida“, se rebela ante cierto poso de nostalgia que transmite ya desde el título: “la infancia es nuestro paraíso, dejamos de ser niños muy pronto, y una forma de continuar siéndolo es volverte a juntar con tus amigos para comer o hacer un viaje de dos días, enseguida aparecen las viejas historias y la camadería de cuadrilla, de tu gente. Soy muy gitano para eso, influenciado seguramente por las películas de gangsters, la familia…“.
Quique ha dicho a menudo estos días que el disco habla de amistad, lealtad y traición, y como ya nos ha quedado claro la primera parte del teorema, sólo falta la segunda. “El paradigma de la traición, aparte de robar, es mearte en el patimonio emocional de un amigo tuyo. No la he sufrido, pero lo tengo muy claro, he visto a muchos amigos sufrirla“.
LAS DOS CARAS DE QUIQUE
Musicalmente podemos encontrar su parte más romántica y cantautoril de Kamikaze Enamorados, como en No hagas planes, mientras que otras canciones como Viejos capos, recuerdan a Woody Guthrie, o como dice él Steve Earle, siendo la parte más americana: “Creo que sí, que son dos partes muy diferenciadas, la primera más rockera, social y política, más cruda y la segunda más atmosférica, densa, más romántica, pero no en sentido de pareja. Me gusta pensarlo así, quería equilibrarlo esta vez mucho. No pienso en un disco como singles, sino en un concepto, un álbum de fotos de tus tres últimos años“. Y donde lo complicado es a lo largo de los años mantener una unidad sin carse en la repetición. El compositor de Tenía que decírtelo, se reinventa “tratando de tener experiencias y viajar, de decir otras cosas o las mismas cosas de manera diferente. En realidad hablamos de poco, Nick Cave decía que sólo de Dios, drogas y sexo, yo añado coches”, como queda claro en el primer videoclip, donde emula a sus ídolos, Sam Peckinpah y Grupo Salvaje, “Urbizu y el cine policiaco español… soy muy peliculero. Yo quería la idea del pole dance de la chica, un coche antiguo y una pipa, lo demás me daba igual“, sonríe.
GOYAS REIVINDICATIVOS
Como cinéfilo, vio la pasada edición de los Goya, dejando una opinión bastante clara de toda la controversia creada a tenor de las críticas de los actores a los recortes: “Criminalizar a Maribel Verdú a estas alturas me parece horrible. Me parece bochornoso que la derecha mediatica convierta a la Unión de Actores en responsable de lo que está pasando. Los actores son voces ciudadanas, y el 90% del país está en contra de los recortes. No dicen una barbaridad, están hablando en nombre de todos“, dice mientras reconoce cierta envidia: “Envidio que los músicos no tengamos ese corporativisimo y envidio una gala como esa, no hemos estado ni de lejos. y ¿sabes qué? que es normal… el instinto del músico es sálvese quien pueda, nos han llevado a eso. El cine tiene más respeto que la música, incluso en los Premios de la Música había directores teatrales, saltimbanquis, bailarinas, muñecos… y cuatro músicos en una esquina sin poder escucharse porque lo último es la música“.