Japón, país de inmensos contrastes, donde se puede ver caminar juntas por la calle a madres vestidas con kimonos e hijas disfrazadas de temática gótica, fue el escenario de la última gira internacional del grupo de electro-funk catalán Radical Animal Beat.
Este trio de Gerona formado por Z (voz, sintetizador y sampler), Jess (bajo) y Cheka (bateria), hizo vibrar con su música de baile a los fans nipones con cuatro conciertos por el este del país. Tokio, en dos citas, y Naeba y Yokohama fueron los escenarios elegidos para presentar su segundo trabajo de estudio titulado “Anyway”. Ésta no ha sido la primera experiencia de Radical Animal Beat en el País del Sol Naciente: ya en 2009 estuvieron en esta parte del mundo presentando su primer álbum, “Part of Me”. Este segundo tour ha sido también organizado por el promotor argentino-japonés Shogo Komiyama de Japonicus, todo un experto en organizar giras por Japón a músicos europeos como Manu Chao, Fermín Muguruza, Soziedad Alkoholika, Banda Bassotti y Obrint Pas, y en llevar al Viejo Continente a otros grupos japoneses: Brahman, EKD…
Shibuya: Calentando motores
La gira de Radical Animal Beat se inició en Shibuya, el mítico barrio de Tokio, donde los jóvenes urbanos se concentran por las noches y donde riadas de gente cruzan sus calles principales en todas las direcciones imaginables. Este primer show, que sirvió de toma de contacto con el publico japonés, les brindó además la oportunidad de testar el estado de la escena musical nipona. A pesar de que los componentes de Radical Animal Beat ya conocían algunos músicos de este país, no dejó de sorprenderles la calidad de los grupos con los que tocaron. Z comenta: “En Japón he visto muchas bandas que me han encantado. Son muy completos y profesionales. Flipas que no haya más grupos autóctonos que estén triunfando internacionalmente, porque tienen muchísimo nivel, tanto en el plano underground como en el profesional.”
Tras el primer concierto, y el correspondiente subidón de adrenalina, el trio se tomó el día libre para relajarse, explorar la ciudad y visitar el barrio de Shinjuku y otros distritos de la capital. Reconocen que, si bien ya conocían algunas de las costumbres japonesas, hay situaciones que les superan. Por ejemplo, a Z le vuelve loco lo ordenada y civilizada que es la gente en Japón y, en particular, el amor que sienten por guardar colas perfectamente ordenadas. Dice Z mientras sonríe: “Yo me pongo nervioso cuando tengo que esperar para pagar en el supermercado y aquí hacen cola hasta para entrar en el metro.” Pero, si las diferencias culturales en cuanto al orden sorprendieron a Z, el bajo nivel de inglés del japonés medio, estuvo a punto de fulminar el compromiso de Jess con su dieta vegetariana. En Japón raramente las cartas de los restaurantes están en inglés. Algunos lugares disponen de fotos o de reproducciones en plástico o cera de los platos que sirven, pero tampoco aclaran demasiado sobre su contenido en carne o pescado. Eso hace arduo el hecho de pedir comida, especialmente para alguien vegetariano. De manera que Jess optó por la opción más segura: poner a prueba su capacidad para comer sólo cuencos de arroz blanco con salsa de soja. A Jess, estoico como es él, no se le oyó quejarse de su precaria dieta, pero seguramente soñaba de manera secreta con un buen “pa amb tomaca i formatge.” (“Pan con tomate y queso”).
Shinjuku: Animando el cotarro
La pequeña sala “Motion” de Shinjuku, barrio conocido por albergar multitud de locales regentados por Yakuzas (miembros de la mafia japonesa) fue el escenario de su segundo concierto. Abrieron el show un par de grupos japoneses interesantes, “Thunderbeat” y “Tex & Sunflower Seed” que, con estilos musicales bien distintos, calentaron el ambiente para que Radical Animal Beat hiciera bailar al público durante más de una hora. Igual que en su primer show en Shibuya, tocaron diferentes canciones de sus dos discos, como el tema que da nombre al primer álbum “Part of Me” o “Listen Well to This Song” del segundo. Así mismo interpretaron composiciones inéditas que formarán parte de su tercer trabajo de estudio, como “Vibration” y “Only If”.
Una de las ventajas de ver a grupos españoles en Japón es que suelen tocar en salas más pequeñas que las acostumbradas en casa. De esta manera, el espectador puede interactuar con los músicos antes y después del concierto, algo que le gusta mucho al auditorio japonés. Z comenta sobre el público nipón: “Resulta algo raro, al menos desde nuestro punto de vista, pero es muy agradecido. Cuando acaba el concierto, la gente vienen a felicitarte, habla contigo y compran CDs.”
Otra de las ventajas es que los camerinos son casi “de puerta abierta”, y se puede observar como se preparan los músicos para el concierto. En el caso de Radical Animal Beat, tanto Jess como Checa, estiran y calientan sus músculos, con especial atención a los brazos y a las manos. En cambio, Z se concentra más en preparar la voz y hace ejercicios de calentamiento de cuerdas vocales. Antes de saltar al escenario, todos se juntan una última vez y se conjuran para hacer vibrar al público y enseñar al mundo el poder del Radical Animal Beat.
Naeba: Sintiéndose como en casa
Para su tercer concierto subieron al Norte del país, hasta Naeba: el lugar donde se celebra el famoso festival Fuji Rock durante el verano. Sin embargo, en esta época del año, Naeba se convierte en uno de los destinos preferidos para los amantes del ski; hecho que también aprovechó Z para relajarse y practicar algo de snowboard antes del concierto. El show en Naeba resulto diferente a los dos anteriores de Tokio, ya que fue organizado por un grupo de neozelandeses que residen en el área; con lo cual buena parte del público asistente no era japonés sino occidental. Tanta diversidad racial dio un ambiente especial al concierto; incluso, hasta produjo algo de caos en la organización. Lo que, lejos de importar al grupo, le proporcionó un extraño sentimiento de bienestar: era lo más parecido a encontrarse en casa que habían experimentado desde que aterrizaron en el aeropuerto de Narita.
Naeba, ubicado en la prefectura de Niigata, se halla relativamente cerca de la región devastada por el terremoto y el tsunami de marzo de 2011. De hecho, fue a causa de estos desastres naturales, así como por la posterior crisis nuclear en la central de Fukushima, que el grupo había retrasado su gira. La idea de volver a Japón estaba ya en las mentes de los componentes de Radical Animal Beat, incluso, antes del sacar a la luz su segundo trabajo de estudio, “Anyway”, en la primavera de 2011. Si han tardado casi un año en decidirse a venir ha sido por respeto a la situación del país nipón. Jess comenta al respecto: ” A causa de los problemas en la central de Fukushima y del ánimo del pueblo japonés, preferimos aplazar la gira. Hay que mostrar consideración. No vas a montar la fiesta cuando las cosas no están bien”. Pero, la situación ya ha mejorado, y Radical Animal Beat ha venido a animar a los japoneses, que han podido disfrutar una vez más de su apasionante directo.
Yokohama: Cerrando la gira
El ultimo show de este tour se celebró la nochevieja del Año Chino del Dragón, el 22 de enero. Y que mejor lugar para tocar que Yokohama, ciudad situada en los suburbios de la capital, que alberga el barrio chino de la zona metropolitana de Tokio. Ese día “Chinatown” estaba en plena efervescencia, ya que el Año del Dragón es considerado como especialmente auspicioso. Se notaba un ambiente especial en el aire y se anticipaba una gran noche de música. Z, cuyo horóscopo chino es precisamente el del Dragón, fue quien más se impregnó del entorno festivo. Y él fue también quien contagió su entusiasmo a los demás miembros del grupo, en la que sería su última actuación en Japón. Con un set más corto de lo habitual, unos 45 minutos, Radical Animal Beat interpretó su energética y envolvente música para los asistentes al Jack Café Basement de Yokohama. El público japonés agradeció su esfuerzo y bailó una vez mas al ritmo funky de la batería de Cheka, el bajo de Jess y la voz de Z. Una memorable despedida.
Al finalizar el concierto, los componentes de Radical Animal Beat se fundieron en un abrazo, celebrando las buenas vibraciones recibidas durante esta, su segunda gira japonesa. Pensando ya en la vuelta a casa Z y Cheka saltaron y gritaron: “¡¡¡butifarra, butifarra!!!”, a lo que respondió Jess entre risas: “¡¡¡tofu, tofu !!!”
Los recuerdos de esta gira son múltiples e inolvidables. En Japón han dejado fans y amigos, y de nuevo se han llevado el gran cariño con el que el público siempre les ha recibido. Su deseo: “volver para tocar en Fuji Rock”. Esperemos que sea pronto. Pero, de momento, retornan a casa a grito kamikaze de: “¡¡¡banzai!!!”
Texto y Fotos por Julen Esteban Pretel
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