Realmente estamos hablando de una reedición, ya que dicho álbum trabajó cual presentación del artista en el ecuador de la primera década del estrenado nuevo siglo. Aun así, y sabiendo que este 2011 actuó cual representante de Italia en el Festival de Eurovisión, es lógico remarcar la obra primera de tan portentoso creador. Y es que, más allá de centrarse en excitantes revisiones de ‘Georgia On My Mind‘ o ‘Bésame Mucho‘ —de superlativo piano que recuerda al de Carosone en sus éxitos de mayor chispa—, Raphael también siembra con sus propias semillas. ‘A Simple Song‘ o ‘Love Outside The Window‘ nos desplazan en la barcaza que va de Scott Joplin o Art Tatum al mismísimo Dr. John.
Jazz tradicionalista a la par que cabaretero y de vodevil, tan novedoso como mostrando todo tipo de respetos a sus antecesores. Hasta en su despedida, el último corte que dice adiós con una sonrisa, ese ‘Sweet Fucking Blues‘, se me pone cara de tonto con la boca abierta al escuchar ese vuelo de abejorro acelerado que son los dedos de Gualazzi sobre las teclas de su instrumento. Embriagador.