Este año la banda sueca cumple veinte años y para celebrarlo editarán nuevo disco, Set Fire to it All. Un buen momento para dedicarles una pequeña retrospectiva de una de las carreras más sólidas e inspiradas del rock & roll actual.
Con Sulo a la cabeza de todo, la formación ha ido cambiando con cada disco, rodeándose siempre de algunos de los mejores músicos del panorama nórdico, como Stevie Klasson (Hanoi Rocks, Johnny Thunders), Mattias Bärjed de The Soundtrack of Our Lives, Randy Bachman de Bachman-Turner Overdrive o Robert Dahlqvist (The Hellacopters), entre otros. Pero Diamond Dogs fue formada originalmente por el cantante Sulo y el guitarrista Anders Lindström. Después de un par de años de tocar en pequeños clubs y una primera grabación titulada Blue Eyes Shouldn’t be Cryin’, editan su primer trabajo en 1994, Honked!, que no obtiene el impacto esperado. En aquel año Seattle aún era la capital mundial en lo que a música se refiere, la explosión del rock escandinavo aún no había tenido lugar y los sonidos setenteros no pasaban por su mejor momento a nivel de popularidad.
Aquel sobresaliente trabajo es actualmente poco apreciado incompresiblemente por algunos de los miembros de la banda y eso que tenía algunos rasgos muy notables, como las voces femeninas o el tratamiento de los teclados, que más tarde no tendrían continuidad. Suele suceder en muchas ocasiones, sobre todo a la hora de dedicarse al rock & roll, que la frescura y la pasión que aparecen en un primer disco puede diluirse en posteriores trabajos. Y, a pesar de la enorme calidad de sus siguientes discos, si de algo andaban sobrados Diamond Dogs en este primer álbum era de esa frescura que tantas veces se hace complicado encontrar.
En 1996 editan el que durante mucho tiempo ha sido el trabajo más complicado de encontrar del grupo, Need of Ammunition, y un año después se separan. Al poco tiempo, el sello discográfico Feedback Boogie les pide un par de grabaciones para solventar algunos compromisos que habían quedado pendientes. El resultado fue un álbum, As Your Green Turns Brown y un EP, Among the Non Believers, absolutamente excepcionales y que consiguen un cierto reconocimiento en Europa. Y es aquí donde la banda comienza realmente a adquirir peso, sobre todo con la aparición de uno de sus mejores trabajos en 2002, Too Much Is Always Better than Not Enough. Poco antes habían editado un EP, Short Player, que contiene un total de seis temas, cinco originales y una versión del Connection de The Rolling Stones.
En 2003 aparece That’s the Juice I’m On, un curioso recopilatorio de descartes, inéditas y alguna versión alternativa, como Throw All Away. Al año siguiente la banda inicia una nueva etapa sin Stevie Klasson y el álbum Black River Road. Para muchos este es el comienzo del declive y el definitivo afianzamiento de Sulo como principal creador del sonido de la banda. Aunque en aquel disco la ausencia de Klasson quedaba bien compensada por el peso de Nick Royale y Robert Dahlqvist.
En 2006 tenemos Up The Rock, que forma junto con It’s Most Likely (2008), los dos trabajos menos apreciados por los seguidores de la banda. Si bien es cierto que no son tan completos como los anteriores, seguían incluyendo un buen número de grandes temas, como Down In The Alley Again, Acting Singles, Cold Blue Summer o Ladies & Gents. Casi al mismo tiempo que It’s Most Likely la banda edita uno de sus trabajos más interesantes, Cookin’, con cinco versiones de Sam Cooke y que contaba con la colaboración de Nick Royale de The Hellacopters (inmenso en Keep Movin’ On) y Spike de Quireboys en el enorme final de Good Times. Un EP que se hace demasiado corto y es que Diamond Dogs consiguen hacer el mejor rock & roll desde el mejor soul.
A finales de 2010 en algunos países y a comienzos de 2011 en otros aparece sin hacer mucho ruido The Grit & The Very Soul, su mejor trabajo en muchos años, con un Sulo ya totalmente equiparado a la banda. La portada ya dice mucho y, para colmo, en muchos sitios el álbum apareció no como un trabajo de Diamond Dogs sino directamente de Sören “Sulo” Karlsson. A quienes se hayan adentrado un poco en la discografía en solitario del cantante, el álbum seguramente les haya recordado en muchos momentos a discos como Hear Me Out o Just Another Guy Tryin’. Pero, dejando de lado estas cuestiones, lo cierto es que el giro hacia un sonido más acústico les ha sentado enormemente bien. En su reseña del disco, el compañero Carlos Ayllon decía “un nuevo concepto musical que tiende hacia el folk (…) y olvida, o mejor dicho, deja de lado la faceta más rockera de Diamond Dogs” y “es que además de ser un disco honesto, The Grit and The Very Soul es un álbum que desprende tranquilidad, sosiego, y que te va embaucando desde el primer hasta el último corte. Desde ‘April Fool’ hasta ‘Green Shamrock Shore’ pasando por ese día de fiesta en la granja que es ‘Greetings for Isaacs Hill’; por el remozado que hacen de una cara B de The Smiths: ‘Please. Please, Please Let Me Get what I Want’; por la animada ‘Last of the Lovers’; o por la emotiva ‘Absolutely No. 1′“.
Independiente de los continuos cambios en la formación y el gusto personal de cada uno por unos u otros músicos la verdad es que los suecos han sabido construir una carrera muy personal y una discografía que incluye algunos de los títulos fundamentales de la primera década del siglo XXI. Y es que, hablar de Diamond Dogs, más que con ninguna otra banda, es hablar de The Faces, Mott The Hoople, T. Rex, Lynyrd Skynyrd y tantas otras bandas clásicas del rock.
Selección de Diamond Dogs en Spotify
Diamond Dogs
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Texto: Juan Manuel Vilches
Repasando la discografía de… Diamond Dogs18 thoughts on “”