A finales de los setenta y, sobre todo, en los primeros años de la década siguiente surgieron en distintas partes del mundo un puñado de bandas que llevaron un poco más lejos la propuesta que Black Sabbath había dejado sobre la mesa unos cuantos años antes. Entre esas formaciones encontramos nombres como Saint Vitus, Candlemass, Pentagram y, por supuesto, Trouble, una banda con una trayectoria más que interesante a pesar de que nunca estuvieron en primera línea.
Su primer trabajo y el que está considerado uno de sus clásicos indispensables, Psalm 69, fue editado en 1984, aunque anteriormente habían grabado algunas demos y se había incluido un tema suyo —The Last Judgement– en una de las recopilaciones Metal Massacre. En aquellos primeros años la formación fue catalogada rápidamente con la etiqueta “white metal“, que designaba a grupos cuyos mensajes eran positivos y, sobre todo, usaban una imaginería bíblica —como Stryper– en contraposición al tradicional simbolismo satánico y oscuro. Si bien aquella etiqueta no era más que una maniobra de marketing de Metal Blade, no deja de ser cierto que Eric Wagner, vocalista de la banda, se declaró cristiano desde el principio e, incluso, en aquel primer trabajo se incluía una cita de la Biblia: “the lord will be a refuge for the oppresed, a refuge in times of trouble“.
Psalm 69 retoma la psicodelia setentera en plenos ochenta, tomando siempre como referencia los riffs de Tony Iommi, que da como resultado un trabajo espectacular, coronado por la excelente versión de Cream Tales Of Brave Ulysses. La reverberación en la voz de Eric Wagner ahonda en la sensación cavernosa que planea sobre todo el álbum, pero son las composiciones las que hacen de este disco una de las obras más sobresalientes de la época. La frenética Assassin estaba muy por encima de la mayor parte del thrash que se estaba haciendo en 1984, pero la densidad de Revelation (Life Or Death) o Endtime ponían el contrapunto perfecto a los temas más veloces, lo que hizo de Psalm 69 un trabajo que no se adscribía ninguna de las corrientes en boga de mediados de los ochenta.
Un año más tarde editan The Skull, que continúa en la misma senda de Psalm 69. Ese inmovilismo les restó quizá algo de repercusión, pero el álbum está lleno de grandes temas, como Fear No Evil, Gideon o la que da título al disco. Para su siguiente trabajo habrían de pasar un par de años. Run To The Light fue el disco que marcó el final de su relación con el sello que hasta entonces los había cobijado. Run To The Light ya apuntaba algo de lo que íbamos a encontrar algunos años más tarde en Thinking Of The Past o ciertas novedades, como en On Borrowed Time o Run To The Light, una de las mejores composiciones de Trouble. Quizá más irregular que los anteriores o tal vez porque en 1987 había demasiadas bandas excelentes en el panorama, este tampoco obtuvo un gran reconocimiento, por lo que la banda entró en un periodo de pausa que duró tres años.
Pero la espera mereció la pena, porque en 1990 lanzaban su disco homónimo de la mano del afamado Rick Rubin. Un trabajo que da inicio a una nueva e inspirada etapa en la que las guitarras más stoner toman el protagonismo, donde por primera vez cuentan con una producción en condiciones y en la que las composiciones adelgazan su duración para transformarse en lo que deberían haber sido considerados auténticos himnos, como la inicial At The End Of My Daze, Psychotic Reaction o R.I.P. Pudieron haber optado por reproducir los patrones de Psalm 69, ya considerado un clásico por aquel entonces, pero buscaron otro camino que les llevó a elaborar una de sus obras más completas y conseguidas. Una decisión que a muchos les hubiera venido bien copiar…
Los primeros noventa seguirían dando alegrías para los seguidores de la banda, con la publicación de Manic Frustration en 1992 y Plastic Green Head en 1995. Sin embargo y aunque el nivel con Manic Frustration no había decaído ni un ápice, la banda no consiguió acceder a un público más amplio, lo que unido a los problemas económicos del sello Def American, desembocó en una nueva y breve etapa de descanso. Por fortuna, Century Media les echó el ojo y pudieron editar el fantástico Plastic Green Head, donde incluyen su conocida versión de los Beatles Tomorrow Never Knowns y el clásico de The Monkees Porpoise Song.
La decisión de Eric Wagner de abandonar la formación llevó, ahora sí, a una separación de casi diez años salteada por pequeñas actuaciones que los demás miembros hicieron en compañía de Kyle Thomas como cantante y algunas otras con el propio Wagner. Simple Mind Condition fue el resultado de la efímera reunión que tuvo lugar en 2007 y que nos dejó un disco al que quizá le sobraron algunos minutos y que, sin estar a la altura de los tres anteriores, tenía algunas buenas ideas y mostraba que Trouble aún tenía algo que decir.
Un par de años antes se había publicado una recopilación de rarezas y demos que, si bien era interesante, no aportaba nada esencial a la discografía de la banda. Y el mismo papel jugó el Unplugged de sólo siete pistas editado por aquellos mismos años, que más allá de la curiosidad de poder escuchar temas como Rain o Flowers en formato acústico, no terminaba de funcionar. Desde entonces el material editado de la banda se ha limitado a directos y más recopilaciones de rarezas, hasta este año 2013, cuando se editará un nuevo disco titulado The Distortion Field.
Texto: Juan Manuel Vilches
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