Todos nos conocemos la historia de Robyn: chica sueca que triunfa con su euro-pop noventero fresco y desenfadado y que con los años decide romper con todo y seguir sus propias reglas. Y aquí es cuando lanzó el álbum por el que todos comenzamos a pensar que una popstar no tiene porque enseñar carne, ser guapísima y cantar sobre como le gusta bailar en plan guarra mientras una jauría de tíos se la comen con la mirada (cosa que también nos encanta, por supuesto). Su disco homónimo lanzaba una propuesta moderna y hasta cierto punto arriesgada, que no nos llegaría de manera más patente hasta su reedición en 2007, que incluía la enorme (y me quedo corto) “With every heartbeat”, su tema más conocido y celebrado. Después de casi tantas reediciones como el Tubular Bells, nos llega por fin material realmente nuevo, por partida triple por si fuera poco. Body Talk Pt. 1, como dice el título, es la primera entrega en forma de EP, y durante los próximos meses aparecerán los dos siguientes. No se sabe hasta que punto esta estrategia surtirá efecto comercialmente, si saturará al público o si por el contrario estas pequeñas dosis servirán para poder asimilar mejor su trabajo. El tiempo dirá.
Hablando del disco, se compone de ocho pistas, pero la primera no es más que una intro, excesivamente alargada aunque divertida, y la útlima se trata de una canción popular sueca, por lo que el interés es practicamente nulo. El verdadero corazón de Body Talk Pt. 1 lo encontramos en los seis temas restantes, más que aprovechables. “Dancing on my own” toma a “With every heartbeat” como modelo, con un ritmo más techno, y una historia por la que todos hemos pasado: aguantar con estoicismo como tu ex o similar se da el palo con una cualquiera delante de tus narices mientras tú ahogas las penas en alcohol de garrafón. Tan dramático como cotidiano. Era de suponer que Royksopp le devolverían el favor de Junior, por lo que han aportado su maestría en “Non of dem”, que sin tener una melodía rompedora cuenta con un sonido hipnótico y minimalista muy elaborado, con ecos de Fever Ray (los suecos, expertos en retroalimentarse). “Dancehall”, pegadiza y veraniega, podría considerarse un tema electro-reggae en el cual se demuestra una vez más la versatilidad de Diplo como productor. “Cry when you get older” es una bofetada de realidad, vitalista y descarada, y “Fembot”, aunque vuelve a reivindicar la feminidad y el respeto (no, no estamos en 1994), destila simpatía con sus cómicos aires sci-fi. Por último destacar “Hang with me”, una preciosa balada acústica a piano, sencilla y vibrante.
De primeras Body Talk Pt. 1 no es un disco que convenza del todo, algo que ya sucedía con su predecesor (un grower en toda regla), quizás porque Robyn no es una popstar al uso que se conforma con canciones facilonas y manidas. Como puntualización personal, quizás eche de menos un poco más de drama, ya que ella sabe sacar partido a su voz e interpretación cuando saca a relucir la caja de kleenex (solo hay que recordar temazos como “Be mine”). Puede que en resultado no sea tan gratificante como en Robyn (esas son palabras mayores), y sin embargo ha sabido arreglárselas para regalarnos un buen puñado de canciones que hablan por si solas sobre su talento, con producciones cuidadas y sofisticadas, variadas pero coherentes. Por ello estamos ansiosos ante el lanzamiento de las dos próximas entregas, de las que esperamos algo aún más grande.
Valoración: 7,5
dyorch