En la película, ambientada en 1985, Wahlberg interpreta a Chris Cole, un joven de clase media-baja que vive su amor por el rock cantando en Blood Pollution, un grupo de homenaje a sus héroes, los legendarios Steel Dragon —conjunto inventado para la película, al igual que pasase con Stillwater en Casi Famosos—. Cuando es expulsado de su banda, Chris se queda hecho polvo, pero una inesperada llamada telefónica cambiará su vida: ha sido elegido para reemplazar a Bobby Beers, el vocalista de Steel Dragon, que ha abandonado el grupo. Jennifer Aniston da vida a Emily, pareja sentimental de Chris y la única persona que confía en su talento.
Los realizadores también querían que las canciones que Steel Dragon interpretan en la película fueran escritas por grandes estrellas de rock y que tuvieran un sonido clásico de los 80. Así, Sammy Hagar escribió ‘Stand Up‘; Peter Beckett y Steve Plunkett compusieron ‘Livin’ The Life‘; Twiggy Ramirez (Marilyn Manson) hizo ‘Blood Pollution‘; el Rey Midas del rock Desmond Child escribió ‘Wasted Generation‘; y Brian Vander Ark compuso ‘Jesus In A T-Shirt‘ y ‘Colorful’. En la grabación de estos temas intervinieron, además de los músicos que dan vida a los miembros de Steel Dragon y Blood Pollution, artistas de la talla de Guy Pratt, Brian McLeod, Jeff Scott Soto (ex Yngwie Malmsteen Band), Mike Matijevic o Myles Kennedy. La música incidental del film la escribe el ex Yes Trevor Rabin.
Una de las cosas más curiosas del rodaje fue el momento en el que se filma la escena del debut en directo de Chris Cole (Mark Wahlberg) con los Steel Dragon. Así que para esas tomas se decidió que la forma más práctica de recrear la excitación y la locura de una multitud para las cámaras era organizar un auténtico concierto de hard rock. Dicho evento, a beneficio de varias organizaciones pediátricas de ayuda contra el SIDA, tiene cual maestro de ceremonias a C.C. DeVille (guitarra de Poison) y abriendo el magnífico espectáculo se pudo ver a los Metal Shop, una formación que rendía tributo al sonido de los 80.
El grueso del concierto lo formaban bandas de la talla de Great White, W.A.S.P. o Metallica. Así que, después de las actuaciones de Metal Shop y Great White, Steel Dragon subió al escenario y empezó la filmación. Con esta idea consiguieron un realismo asombroso en las escenas sobre las tablas, recreando así el verdadero ambiente que se respira en un concierto. Además, y para que todo esto fuera un fiel reflejo de los espectáculos de la época, se prepararon coreografías para realizar sobre el escenario, una creativa iluminación, un vestuario acorde con una banda de la talla de Steel Dragon —que, hasta cierto punto, imitan a los mismísimos Judas Priest—, el láser y la pirotecnia necesaria para dar un buen show. Un esfuerzo que seguramente tuviese su punto negativo en la floja interpretación de Mark Wahlberg cuando le tocaba bajarse de la tarima.
Steel Dragon
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Sergio Guillén