Un nuevo año y una nueva peregrinación al festival de Roskilde, donde los carteles siempre apabullan y hace falta sujetar bien sus célebres spaghetti mientras deambulas entre escenarios. El primer día fue idóneo para la muchachada, con Red Hot Chili Peppers de nombre grande, muy disfrutables si compartes la adrenalina de las primeras filas y muy genéricos y previsibles en caso contrario. Otra banda no apta a priori para veteranos son las Hinds, única representación española en el festival. El cuarteto malasañero ofreció su garage-riot-grrl-low-fi que tanto éxito les está dando, aunque realmente lo que llama la atención es como no consiguen comenzar las canciones a la vez, seguramente un fallo de monitores.
At The Drive-In son de otra liga, tocaron casi todo el Relationship Of Command e insuflaron su energía a todo el escenario Arena para que los asistentes se quedaran sin voz ya desde la primera jornada. Otros que repartieron caña de lo lindo fueron Slayer, tan sólidos como siempre y ya pronosticando lluvia de sangre para los días venideros. Cambiando de tercio destacamos la sesión del esloveno Gramatik, funk de bajos venopunzantes con groove infinito, y la performance de Action Bronson, enlazando versos con un carisma acorde a su tamaño corporal.
Durante el segundo día dos de las mejores actuaciones en todo el festival coincidieron en el tiempo, cosas que ocurren en este tipo de eventos, en la parte este del recinto Chvrches dieron por bueno su eterno hype con sus similares aunque excelsos himnos, mientras al oeste, los noruegos Kvelertak infundieron respeto vikingo con su metal tronante pisacráneos. Desde buena mañana ya hubo buenas sensaciones con Blues Pills, un combo plurinacional con Elin Larsson -auténtica Lady in Gold- al frente que recuerdan a Led Zeppelin por su esencia blues no exenta de mística. La canadiense Grimes tiene temazos de sobra, Flesh Without Blood, Kill V. Main… y aunque su directo no es tan bueno como el de los escoceses eclesiásticos, no descartamos que en algún momento le usurpe el título de reina del pop electrónico actual a Lauren Mayberry.
Los renombrados KMD aka Kakkmaddafakka actuaron en uno de los escenarios más pequeños, dato curioso cuando en España les venden como gran cabeza de cartel, ¿su concierto? divertidos para cuando nunca les has visto. Uncle Acid & The Deadbeats tienen uno de los mejores nombres de banda de la historia, lástima que en directo suenen monótonos y pastosos, quizás haya que probarlos a otras horas.
Jump Around, como no podía ser de otra forma, fue el colofón del concierto de House of Pain en el Orange stage, antes habían visitado tanto sus discos de rap como el gran éxito de Everlast en solitario, What It’s like. También en el escenario naranja actuaron los electrocumbieros Bomba Estéreo, cada vez menos cumbia y más electro. Los nombres grandes del día tuvieron resultados dispares, PJ Harvey deleitó a toda la -inmensa- carpa del escenario Arena, que se quedó muy pequeña para la presentación de The Hope Six Demolition Project, que también incluyó clásicos de rigor como Down by the Water o To Bring You My Love.
La historia de Tenacious D y su líder Jack Black es el equivalente a que Charly Glamour fuera un actor famoso y pudiera dedicarse a lo que más le mola a la peñita. Divertidos a ratos, sin más. Cerrando el día los suecos Ghost merecen bula pontificia por conseguir revestir su rock clásico con elementos novedosos, aunque el Papa Emeritus y sus demonios sin nombre tendrán que esforzarse mucho para superar su estatus actual.
Día duro el viernes, que amaneció con lluvia constante pero, gracias a Lemmy, poco intensa. Biffy Clyro ejecutan bien y calcan cada concierto que hacen, pero no terminan de emocionar a los que buscan algo más que dar saltos. Yannis Philippakis al frente de Foals tuvo que emplearse a fondo para animar a decenas de miles de chubasqueros de todos los colores, aunque con temas como My Number o Inhaler el baile entre charcos estuvo asegurado.
Una de las características del festival de Roskilde que más nos gustan es que cada artista toca su set entero, y si el músico en cuestión se llama Neil Young ¡eso significan muchas horas!. Aparece en solitario acompañado de piano, armonio o guitarra para un primer aperitivo de temas como Heart of Gold o ese alegato contra la heroína que es The Needle and the Damage Done. Junto a su jovencísima nueva banda, Promise of Real, las canciones tienen otro color y el canadiense transmite su vitalidad sin fin a las 6 cuerdas rasgando himnos como Everybody Knows This Is Nowhere o la eterna Rockin’ in the Free World. Amén.
Continuamos con brutalidad matemática a cargo de Meshuggah, dando una lección magistral con el sonido perfecto que su estilo musical necesita para ser apreciado en su totalidad. M83, los autores del superhit Midnight City, aprovecharon su horario nocturno para lucir el mejor juego de luces del fin de semana. Antes de dormir un poco del rapero posiblemente más en forma en la actualidad; Skepta ha llegado a nuevos oídos con su disco Konnichiwa y ofrece toda esa variedad desde el escenario disparando bases y lírica.
Iniciamos el último día con otro canadiense, para ser más exactos uno que se cree el mejor rockero del mundo, y que cuando da un concierto como el que ofreció en Roskilde, podría serlo: Danko Jones. Actitud a raudales junto a la ya conocida y competente base rítmica que le acompaña, cualquier sitio es un gran lugar para cantar Mountain como si los dioses del rock nos escucharan. Los franceses Gojira conjugan técnica y contundencia como pocos, y todos celebramos que ya no llueve y así se poguea mejor.
Alex Turner es dios. The Last Shadow Puppets es su proyecto menor y tiene visos de convertirse en clásico, viejos ritmos convertidos en nuevos hits añadidos a una actitud tal que ya se puede decir que se imita a sí mismo. Para clásicos atemporales, varios de los temas que New Order regaló a un Arena nuevamente desbordado. Blue Monday, Temptation o Love Will Tear Us Apart dejó al público en tal éxtasis que algún personaje de las antípodas confundió a un periodista español con su dealer.
Ya en los últimos coletazos se nos ocurrió acercarnos al escenario Avalon, y menos mal, pues allí estaba Ana Tijoux impartiendo una clase magistral en mezclar pop y rap con sonoridades latinas. Esta chilena afincada en Francia emplea sus versos y la compañía de su banda con tres vientos para revestir una reivindicación feminista con mayúsculas. Bailes postreros con el dubstep de Nero o la eletrónica mainstream de LCD Soundsystem mientras hacemos cuentas un año más, 179 artistas de más de 30 países diferentes para vivir una experiencia imposible de disfrutar sin pasar por la aduana. Vi vil være tilbage.