Notabilísimo álbum debut de este jovencito Sean Carey que, aunque tuvo una participación mínima en aquel magnífico For Emma, Forever Ago, es el percusionista habitual de Bon Iver desde que éste decidió cambiar al formato de banda. El señor Vernon y S. Carey comparten origen —Winconsin- e influencias como Nick Drake o Elliot Smith pero su biografía no tiene el tono de leyenda casi épica que tenía la historia sobre la composición del primer álbum de Bon Iver en una cabaña aislada en algún lugar del norte de ese frío estado norteamericano. Tampoco le es necesaria, porque S. Carey destila retazos del talento del Sufjan Stevens del Illinois para las melodías, el minimalismo armónico de Peter Broderick y la inspiración del propio Vernon en la voz y el máximo aprovechamiento de unos pocos recursos, a favor siempre de la composición. Sin embargo, Carey acentúa las atmósferas a un grado mucho mayor que el que lo hace Vernon, gracias especialmente al piano y un uso de las percusiones más imaginativo que el que precisa su trabajo con Bon Iver.
Con Move al comienzo ya tenemos algunas pistas para desgranar el sonido del álbum: un inicio en que se intuye la influencia de Terry Riley y un arpegio de guitarra posterior en busca de un ambiente quizá no tan desgarrador como los del señor Vernon, pero sí tan contemplativo y nostálgico. We Fell reafirma ese poso de Riley y añade además a Philip Glass en esa línea de piano detallista, conmovedora a través de la repetición. Este es uno de los temas en que la voz de Carey está más compenetrada e inserta de forma natural en la canción porque, si fuéramos capaces de no sentir nada con este disco y observarlo desde fuera, probablemente sería el trabajo de la voz el que está un peldaño por debajo de resto de la instrumentación. In The Dirt, una de las piezas más imponentes, es el pellizco más optimista de All We Grow junto con algunos pasajes de In The Stream. Rothko Fields se mueve en ese ambient con influencias contemporáneas y el uso de drones y diversos efectos que buscan distintas modificaciones del sonido. Le sigue la muy emotiva y poética Mothers, una de las pizas más logradas y en la que los ecos del Peter Broderick de temas como Below It se hacen cada vez más evidentes. En Action se hace patente la educación clásica y jazzística de las percusiones de Carey y juega con patrones rítmicos por los que seguramente Efterklang hubiera pagado por tener en su más reciente trabajo. All We Grow inicia el desenlace entrando de nuevo en la faceta más brumosa y sensible del joven compositor y mutiinstrumentista para terminar con la preciosa Broken, con unos últimos minutos especialmente bellos.
La portada, con ese toque a vieja foto familiar de polaroid, de una rugosidad casi palpable, fortalece la capacidad evocadora del álbum, el recuerdo y una pizca de melancólica reflexión. Un diseño estupendo en el que perderse mientras, después de unas pocas escuchas, vamos a comprobar que estamos ante uno de los discos más interesantes del año, aunque al instante siguiente nos veremos asaltados por una enorme sensación de vértigo: ¿qué podemos esperar del próximo disco de Bon Iver si Justin Vernon y Sean Carey consiguen aunar sus talentos? Disfrutemos de la espera.
S. Carey — All We Grow en Spotify
Texto: Juan Manuel Vilches
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