Si de algo puede presumir Madrid, es de ser una ciudad en la que cultura rebosa por cada rincón; proponiendo día a día, además, propuestas culturales low cost para no tener que dejarnos el bolsillo en ellas. La música también reina en la capital, llena de salas, festivales, conciertos, musicales y espectáculos en los que podemos deleitarnos viendo a nuestros artistas favoritos. Desde la movida hasta nuestros días, la historia de algunos bares y salas (ya sea pagando entrada o de manera gratuita) es de obligada reseña al igual que su paso por ellas:
Siroco: Desde que Pereza cantaban en Por mi tripa lo de “Controlar cada baldosa del baño del Siroco” han pasado unos cuantos años, los suficientes, como para que les haya dado tiempo a sus dueños a remodelar la mítica sala, quien entre ahí ya no puede viajar a los años noventa como si de un viaje en el tiempo se tratara pero sigue siendo de obligada visita. Dividida en dos plantas, en ambas se hacen conciertos y se bebe cerveza a partes iguales.
Galileo Galilei: Esta sala se inauguró en el antiguo local de lo que fue el Cine Galileo. Conciertos, actuaciones, grabaciones de programas como Ilustres ignorantes, Galileo ofrece una amplia oferta cultural todas las noches. Imposible aburrirse aquí.
Penta Bar: En el momento en el que nuestros pies pisan el barrio de Malasaña, la parada en el Penta es obligada. De él hablaban Nacha Pop en La chica de ayer y gracias a ellos se hizo un hueco entre los bares míticos de la movida madrileña. Un sitio perfecto para darlo todo al ritmo de la música más ochentera.
Toni 2: Un piano es todo lo que necesita este sitio para ser uno de los más buscados cuando cae la noche en la capital. Por él han pasado cientos de artistas, tanto extranjeros como españoles, y muchos de ellos le han dedicado incluso, canciones. Toda una rareza digna de visitar.