Esta joven banda californiana describe su música como “feedback-laden psychedelic rock from the back streets of San Francisco, edgy music that goes down like cheap whiskey from a dirty glass“, pero nosotros nos vamos a quedar sólo con la parte que dice rock psicodélico, porque es una etiqueta que se adecúa bastante bien a lo que hacen. Con una propuesta muy accesible, estos tipos se dedican sobre todo a fabricar bellas y vaporosas melodías, dejando quizá un poco de lado la psicodelia más experimental.
Maui Tears vaga durante la mayor parte de sus más de cuarenta y cinco minutos por pasajes tranquilos, con un componente etéreo y abundancia de reverberación en aras de la consecución de la atmósfera adecuada. Everywhere Waltz es el ejemplo perfecto de todo lo que incluye el álbum, porque comprende una primera mitad pausada y una segunda en la que la distorsión es la protagonista. Más cercanos a Pink Floyd que a Black Sabbath, Sleepy Sun apuesta por temas directos y de recursos basados en cambios de ritmo y melodías pegadizas, como Outside, Words o The Lane, con la excepción del tema que da título al disco, que excede los diez minutos de duración y es uno de los más completos.
Texto: Juan Manuel Vilches
Sleepy Sun — Maui Tears (2014)1 thought on “”
Calnlig all cars, calling all cars, we’re ready to make a deal.