Aquí tenemos otro disco conceptual del muchacho más mimado del indie internacional, ahora basado en los dibujos y escritos de Royal Robertson, un artista americano al más puro estilo Daniel Johnston. Pues bien, este es el álbum que tiene todas las papeletas para ser citado en innumerables listas como uno de los discos del año: reputado artista indie, disco conceptual en torno a un personaje chiflado, imaginería retro, letras trascendentales y bonitas y emotivas melodías. Una fórmula que ya le dio magníficos resultados con Illinois y que, con The Age of Adz, continúa, aunque con algunas horas de escucha de más de los últimos trabajos de Animal Collective y con algunos instantes que recuerdan insistentemente a gente como Pixie Lott o Regina Spektor.
La facilidad para componer algunas de las mejores melodías de corte intimista de los últimos años se ve aquí sepultada por un exceso de ampulosidad en los arreglos y en rágafas de vientos distorsionados, innumerables capas de sonidos enlatados y un decorado, en definitiva, que parece sobrar a veces, como en el tema que da nombre al álbum. Vesuvius es otro de esos temas en los que más se adivina un esqueleto mucho más interesante que la piel electrónica, empachada de overdubs y pro tools, que lo envuelve. Aunque este reciente y apasionado amor del señor Stevens por la electrónica más preciosista también tiene inspirados momentos, como en I Walked y All For Myself. Y es que la estructura fundamental de sus composiciones sigue basada en un verso seguido del coro del puente y estribillo. Sus letras, por fortuna también, siguen trazando las delgadas líneas entre lo trascendental y lo cotidiano, girando a torno a temas universales, como en la reflexiva Now That I’m Older o en I Want To Be Well, con un toque a lo Ben Gibbard enorme.
Para un tipo con el status y el reconocimiento de Sufjan Stevens es evidente que sólo con hacer buenas canciones no basta. Hay que sorprender, dejar bocas abiertas, ojos como platos y oídos… bueno, pues algunos aburridos, otros pacientes y seguro también muchos satisfechos. Éstos últimos seguro que los mismos que disfrutaron con aquella caja de cinco cd’s de temas navideños. Desde luego, si Sufjan Stevens pretendía captar la locura del mundo en que vivía aquel pintor outsider probablemente lo ha conseguido y para quienes acaben un poco agobiados y confundidos con este The Age Of Adz, pues el mejor remedio va a ser retomar su anterior EP –All Delighted People– que por su duración podemos considerar casi un álbum y por su sonido mucho más cercano al Sufjan Stevens que todos conocemos. Al menos, el chico alado de Detroit ha tenido el detalle de dejarnos un par de platos distintos, y no es mala idea, porque si sólo hubiera sacado All Delighted People pues habría sido criticada su falta de innovación y capacidad de riesgo y con sólo The Age Of Adz de un exceso de experimentación… Pues eso, que es un chico previsor. Eso seguro.
Texto: Juan Manuel Vilches
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