Este año el intermedio musical que siempre acompaña a la Super Bowl también está lleno de críticas. Aunque primero ya hubo bastantes — y las sigue habiendo — con la interpretación de Christina Aguilera cantando el himno americano. Le han llovido multitud de críticas por la confusión en la letra. Ella ya se ha disculpado explicando que con la emoción se perdió, pero claro los medios y las redes sociales no paran, y si no que se lo digan a Twitter, y a los twitteros que se les junta trabajo, como si no tuvieran suficiente con el tema #turismobisbal, que eso si que es meterla bien metida.

Y ya en el tiempo de descanso de la Super Bowl, aparieceron Black Eyed Peas. Lo más destacable de la actuación fue el espectáculo ofrecido por los cientos de bailarines que rodeaban el escenario donde Fergie, Will.i.am, Taboo y Apl.de.ap intentaban quedar a la altura de las circunstancias. Aparecieron enfundados de negro espacial — lucecitas incluidas -, descendiendo del techo mientras sonaba su archiconocido tema “I Gotta Feeling”. A partir de ahí se sucedieron varios temas propios hasta que apareció del subsuelo Slash tocando la canción de los Guns N’ Roses “Sweet Child O’Mine”. Y esta no fue la única sorpresa de la noche, Usher también se pasó por allí, con coreografía blanca mostrando lo que mejor sabe hacer. Para terminar con el tiempo de descanso ofrecieron su versión de “Time of my life”, y “I Gotta Feeling”, de nuevo.

Black Eyed Peas sin duda no ofrecieron uno de sus mejores directos, pero ofrecieron uno que sin duda será uno de los recordados de la Super Bowl: espectáculo impresionante, voces a veces no como debieran — sobre todo la de Fergie, aunque también la que más probabilidad tiene al ser la voz femenina principal y la que le da el toque potente -, pero intentando que las dimensiones del recinto y los fallos de sonido no destrozaran todo el trabajo preparado.

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