Symphony X, se ha convertido en uno de esos grupos que difícilmente decepcionan. La experiencia adquirida y la compenetración a la que han llegado, les posibilita ofrecer trabajos majestuosos donde cada componente brilla con luz propia para formar un equipo creativo de contrastada solidez.
El ingenio intrínseco que despide Iconoclast solo se concibe gracias a las habilidades que atesoran cada uno de los cinco integrantes. Quizá, a estas alturas, descubrir las cualidades del vocalista Russell Allen y del guitarrista Michael Romeo resulte repetitivo pero, lo cierto es que ambos se muestran pletóricos; el primero exhibiendo un registro sobrado de capacidad torácica compaginando con criterio entonaciones melódicas e incursiones agresivas y, el segundo, creando imaginativos desarrollos guitarreros de laberínticos contornos de los que surgen riffs desequilibrantes e incisivos fraseos solistas.
Pero sería injusto dejar de lado la magnifica labor que aportan los teclados de Michael Pinnella, colocados de manera estratégica, sin recargar las composiciones, para añadir un toque sugestivo dentro del vitalista ambiente que domina al disco.
También ha llegado el momento de reconocer de una forma explícita el talento de Jason Rullo detrás de los tambores y resaltar sus espléndidas condiciones manejando el kit de batería. Ya no es suficiente realizar un simple elogio de sus aptitudes, con su trabajo en Iconoclast se merece que el seguidor se concentre en su labor y descubra cómo su aportación es capaz de otorgar a la grabación una resolutiva solidez, transportándonos través de una galopante dinámica de ritmos arrolladores y consistentes pegadas para dejar al descubierto un abanico de recursos envidiable.
No por ser el menos vistoso nos podemos olvidar de Michael Lepond, ayudando a que las canciones suenen robustas, con algunos momentos de mayor presencia como en “Heretic”, precisamente, una de las piezas donde mayor relevancia adquiere la etiqueta de metal progresivo aunque, para ser sinceros, el álbum está impregnado de elementos complejos que destilan sonoridades embriagadoras capaces de abrir un universo de sensaciones ilimitadas haciendo difícil plasmarlas por escrito.
Desde el inicio con “Iconoclast”, un largo corte de cerca de 11 minutos, pasando por “The End Of Innocence”, “Dehumanized”, “Bastards Of The Machine” o “Heretic”, hasta llegar a la recta final con “The Lord Of Chaos” y “Reign In Madness”, el álbum no decae en ningún momento, manteniendo una exhuberancia contagiosa que crea adicción e invita a escuchar Iconoclast hasta que los tímpanos soliciten descanso.
CALIFICACION: 9,50/10
GRUPO: Symphony X
TITULO: Iconoclast
DISCOGRAFICA: Nuclear Blast
AÑO: 2011
PAIS: Estados Unidos
CRITICA REALIZADA POR LOCKY PEREZ
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