The Adicts, Sala Caracol (Madrid), 13/05/10

Ya se está convirtiendo en tradición que The Adicts hagan gira anual por tierras estatales, tocando también en Cataluña y en el País Vasco. Eso sí, en estos dos lugares acompañados de varios grupos míticos como son Exploited (en este caso es comprensible que no vengan a Madrid después de la paliza que le propinaron a su cantante la última vez que tocaron en la Sala el Grito de Fuenlabrada), Distorsión y Vómito. ¡Qué envidia de concierto!

Se presentaban los drugos con nuevo disco bajo sus bombines, Life goes on ,y aunque sus nuevos temas no suenan nada mal-se notan los años de tocar los instrumentos y la incorporación de nuevos músicos- no tiene la misma garra ni la mala ostia de los primeros. Surgidos a primeros de los años 80, lo que se le ha llamado la segunda generación del punk, The Adicts, junto a otros grupos como Major Accident, se apropiaron de la actitud y vestuario de ese gran libro, y después película, llamada la Naranja Mecánica, cuya frase publicitaria del film lo dice todo: Beethoven, sexo y ultraviolencia.

De mis grupos preferidos de punk de siempre, hace unos años creía que jamás los vería en concierto y, sorpresas de la vida, ya les tengo pero que muy bien vistos. Lo de estos chicos-bueno, ya no tan jovencitos-es puro espectáculo, con una puesta en escena sencillamente bestial, lo que hace que se disimule las carencias musicales que puedan tener y el concierto se convierta en una locura. Para mí, ha sido el concierto más flojo que les he visto, con una distorsión en las guitarras que hacían que a veces chirriasen mis oídos, aunque es innegable que tocan bastante bien, sobre todo el tamborilero, que también ponía su voz en muchas canciones (con lo difícil que es tocar y cantar a la vez).

Empieza a sonar la Novena Sinfonía y comienza el espectáculo. Con el cantante Monkey vestido y maquillado de joker y sus secuaces los drugos, comienzan a tocar un viejo clásico, “Joker in the pack”. El escenario por un momento desaparece por la cantidad de papel de tiras de colores y cartas que tira el alter ego de Alex. Alternando temas clásicos-“Tango”, “Numbers”, “Easy Way”, “Mary White House”, “Shake Rattle Bang Your Head”-, con canciones nuevas-como he dicho, con muy buen gusto pero con menos garra que las de antaño-se llegó a la mitad del concierto con la ya típica subida al escenario de varias chicas del público para bailar-sólo chicas, eh?, porque a un pobre loco se le ocurrió subirse con ellas y según subió, bajó de cabeza con la inestimable ayuda de uno de los puertas matones de la sala-.

Tras esta alternancia de temas clásicos con nuevos se llegó al kaos y al punk en su estado puro con una ristra final de sus temazos de toda la vida, como es el caso de “Viva la Revolution”-que gran tema!-, “Let’s Go”, “Steamroller”, “Smart Alex”-con guiños y felicitaciones, como buenos caballeros ingleses, hacia el Atlético de Madrid por su victoria la noche anterior sobre un equipo inglés de fútbol-. Sonó otra vez el Himno de la Alegría, retirándose a tomar aire para subir a tocar después un bis compuesto por “Song of Praise”-primer tema que grabaron allá por el 81-, el mítico himno del Liverpool, “You’ll Never Walk Alone” y “Bad Boy”, gran baladita gamberra y canalla con el que cerraron el show; porque más que un concierto se le puede considerar un show por el colorido y perturbación que demuestran sobre el escenario.

Lo dicho, estas oportunidades no se dan toda la vida y, al igual que los musulmanes deben ir una vez en su vida a peregrinar a La Meca, todo el mundo que se precie de gustar el punk y la buena música debería ir al menos una vez en la vida- si son más, mejor que mejor- a escuchar y ver a The Adicts. Viva la Revolution! Up the Punks!