Debido a las modas del momento sus primeras apuestas semiprofesionales se movieron alrededor del beat imperante. La Freddie Star’s Band o The Flamingos ofrecían un espacio para Dunbar aunque sin aportar la chispa de lo trascendente. The Mojos y una audición para Alexis Korner serían el fogonazo que daría vida en cierto sentido a The Aynsley Dunbar Retaliation. Los primeros le ofrecieron la oportunidad a Aynsley de poder mezclar en las creaciones a interpretar movimientos de la cultura negra como el r&b o el blues, mientras que gracias a la cita con Korner entró en contacto con el irrepetible John Mayall. El rey de la armónica enseguida quedó prendado por las artes instrumentales del baterista y le ofreció cerrar su base rítmica junto a John McVie (posteriormente fundaría Fleetwood Mac con Mick Fleetwood y el prestigioso guitarrista Peter Green). Dunbar había saltado definitivamente a la primera división.
En aquellos días, y tras el éxito junto a Mayall, el percusionista llegó a tocar todos los palillos: audición para The Jimi Hendrix Experience (banda a la que no llegó a pertenecer por problemas con unas libras arriba o abajo en el contrato), colaboraciones con el arrojado Jeff Beck, etcétera… Estando aún con Beck, Aynsley se reúne para una sesión de grabación en abril de 1967 con Peter Green, Jack Bruce (Cream) y Rod Stewart. De aquel hermanamiento de armas saldría el sencillo ‘Stone Crazy‘, canción producida por Mike Vernon. Este buen conocedor de las mesas de mezclas se encargaría de acompañar al baterista en su primer single como The Aynsley Dunbar Retaliation. El tema se titularía ‘Warning‘ y con el paso de los años les dio más de una sorpresa (Black Sabbath terminaría grabando esta composición).
Cuando en agosto de ese mismo año llegó el Seventh National Jazz And Blues Festival de Windsor, Dunbar decidió apearse de la jaca prestada por Beck y centrarse en sus Retaliation. En el nombrado festival haría doblete tras los parches con ambos proyectos, despidiéndose de uno y dando la bienvenida al segundo. El bajista Alex Dmochowski, el vocal Victor Brox y el guitarrista John Morshead completaron el cuadrilátero con el que ponerse a trabajar en serio. En 1968 se terminaría publicando tras un hercúleo esfuerzo de la agrupación una presentación como álbum homónimo. Su labor musical fue recompensada con inmejorables críticas, algo que unido ya a la fama de calidad de Dunbar les convirtió en “la banda que había que ver de una u otra manera”. Desde Hendrix hasta Steve Howe, pasando por Dave Gilmour o Alvin Lee, todos se acercaban a sus conciertos y terminaban subiendo como invitados para improvisarse algo con el cuarteto.
Liberty era el sello bajo el que editaban y la discográfica apostó fuerte por sus muchachos. Aun así, y aunque ya eran un referente en la escena de blues blanco, los mandamases de su casa de discos erraron al apoyar un sencillo que realmente no les representaba. ‘Watch ‘N Chain‘ suponía un juego de pop extraño con el que abrir el LP para posteriormente pasar a asuntos más serios, así que dicha tonada no contenía el espíritu de los futuros Retaliation (aunque estuviese compuesta por los cuatro miembros del combo). Pero esto no hundió el barco, todo gracias al trabajo que traían de largo por los diversos clubes británicos. Por ello cuando aún se estaba disfrutando de la miel de su versión al clásico de Percy Mayfield ‘Memory Of Pain‘, al igual que se escuchaban los ecos de aquella crítica del New Musical Express diciendo de ellos que eran la apuesta más atractiva dentro de la escena blues, Retaliation no se reprimen y asaltan la industria con su segundo Doctor Dunbar’s Prescription (1969).
Las prisas nunca son buenas y pueden terminar por quemar aquello que en un primer momento parecía una auténtica mina de oro. Y esos empujones en fechas se los impone su sello para Estados Unidos Blue Thumb Records. Asegurando que se han empezado a abrir camino en las tierras de los yanquis con Doctor Dunbar’s Prescription, la discográfica en Norteamérica pide otro álbum con novedades antes de que termine el año. Así nacería aún en el 69 su To Mum From Aynsley And The Boys, un disco producido por el mismísimo John Mayall y en cuya portada aparecían los miembros de Retaliation vestidos como auténticos teddy boys (posiblemente como guiño a su nuevo público). En este punto el cuarteto había ampliado sus filas hasta terminar en un conjunto de cinco hombres con la unión del teclista Tommy Eyre.
Todo parecía maravilloso, perfecto para una banda nacida para durar, aunque la verdad es que las presiones estaban acabando con ellos. Aynsley se sentía agotado de los tira y afloja, mientras que Bryan Morrison, cabeza visible de Blue Thumb Records, continuaba con su juego sucio. En esta ocasión apremió a Victor para que se pusiese en marcha por el logro de pergeñar un posible cuarto álbum de estudio. Remains To Be Heard, ya metidos en 1970, resultó ser el larga duración póstumo. Cuando el vinilo toca la calle el conjunto ya estaba más que fragmentado y había comenzado su huída por los más diferentes caminos. De hecho, y como muestra reveladora, Dunbar, padre del invento, únicamente aparece en cuatro cortes del trabajo, mientras que Victor se hace acompañar a las voces por Annette Brox en seis temas. Otra de las grandes pérdidas dentro de esa invasión blues que nació en los 60 en Inglaterra y que ansiaba por emular a los grandes mastodontes de la América negra.
Sergio Guillén
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