Aunque The Black Keys sólo lleven 10 años en el mundo de la música es indiscutible que estamos hablando de una de las bandas esenciales de estos últimos tiempos y que está llamada a ser una de las recordadas con el paso del tiempo, a la misma altura, como mínimo, de The White Stripes, de hecho ambos comparten un contexto musical común.
En este mérito toma forma la figura de Dan Auerbach, sin querer desmerecer la enorme labor del otro componente del dúo Patrick Carney, y no únicamente por su labor en el grupo sino por lo que aporta también su currículum al margen de él, que incluye proyectos paralelos (incluido disco en solitario), colaboraciones y labores de producción.
El Camino, el flamante nuevo disco de los de Ohio, es el séptimo que publican. Es conveniente llamar la atención de dos momentos o etapas que ha vivido el grupo. El primero de ellos encuadraría a sus primeros discos, hasta el Magic Potion y que reflejó un sonido puramente setentero, robusto y sobrio. La entrada de Danger Mouse (Gnarls Barkley) como colaborador a partir del Attack & Release abrió las puertas de su sonido y el soul, rhythm and blues, y sobre todo un aire más moderno y producido, situó a The Black Keys en otro plano, en uno en el que el sonido clásico de las guitarras duras se habría a tonalidades mucho más amplias.
Dentro de este panorama surge El Camino (incluida la presencia del afamado productor), que mantiene las líneas fundamentales de trabajos anteriores e incluso ampliando, y perfeccionando, esa fusión entre sonidos clásicos y actuales.
‘Lonely boy‘, el single adelanto del disco, es simplemente una canción perfecta. En él se conjugan unos riffs vibrantes de guitarra, que nos remiten a sonidos primitivos del rock and roll, con una trabajada producción. Todo ello aderezado por unos coros que aumentan su tono pegadizo. El resultado es una suerte de actualización de los Cramps.
A lo largo de los temas iremos viendo como todo tipo de estilos se van presentando con una instrumentación y con un revestimiento en definitiva, ágil y en cierta manera “bailable”. Así en ‘Gold on the ceiling‘ es fácil ver las influencias del sonido glam o la aparición del soul, desde las inconfundibles ritmos de aroma Motown como de ambientes blaxploitation, que se deja ver en ‘Stop stop‘, ‘Dead and gone‘ o ‘Sister‘.
Aunque pueda sonar a exageración a ‘Little black submarines‘ perfectamente se le podría catalogar de la “Stairway to heaven” del siglo XXI, principalmente porque sigue la misma estructura. Todo comienza como una composición lenta y acústica que rápidamente irá acumulando instrumentos y que acaba por explotar al final. También hay espacio para que el blues se presente con un vestido actual (‘Money maker‘, ‘Run right back‘) y que obviamente trae a la mente a The White Stripes.
El sonido más moderno, que se mueve indistintamente entre el pop, el rock y un ritmo sincopado de guitarras, aparece en varios temas como ‘Mind eraser‘ o ‘Nova baby‘. Quizás el conjunto que forman las canciones de estas características sea el pequeño, pequeñísimo, talón de Aquiles de El Camino. Esto, sin embargo, no tiene que minimizar la potencia, ritmo, versatilidad y sobre todo genialidad que demuestran las nuevas composiciones del dúo.
Texto: Kepa Arbizu
The Black Keys — El Camino [Nonesuch, 2011]19 thoughts on “”