En escena el cantante y líder, Tom Smith, supo manejar a la maravilla la situación y ganarse en todo momento al público. Destrezas vocales, movimientos efectivos para que las féminas se queden embelesadas en su figura y buena planta. La banda se entusiasma, desprende energía en directo, han mejorado su puesta sobre las tablas desde el Summercase 2007. Pero ojo, aquí hay mucho artificio. Cuando Smith se sienta al piano me recuerda a Chris Martin de Coldplay, y no nos desorientamos si decimos que en el fondo The Editors camina hacia la estela de The Killers y el Stadium Rock. Hasta hay ciertos dejes de Simple Minds (y algún atisbo del Madchester de James). Las canciones de ‘The Back Room’ (2005), su primer disco, recordaban a unos Joy Division con más épica, el parecido a la banda de Manchester se centraba más en lo vocal.
Repasaron sus tres discos, con especial atención en el último. Hubo hasta problemas de sonido y parón en mitad de un medio tiempo, creo recordar que era ‘The Boxer’ o ‘Put Your Head Towards the Air’. Recuperaron temas de ‘And End Has No Start’ (2007) y recuperaron su primer disco. De lo mejor, las añejas ‘Munich’, ‘Blood’, ‘Camera’, ‘Finger in the Factories’ o ‘Bones’, y las recientes ‘Papillon’, ‘Bricks and Mortar’. Y Editors se lo pasaron en grande con la audiencia madrileña entregada. Lo más notable la sofisticada y robusta voz de Smith. Por lo demás un concierto enérgico con algunas canciones consistentes pero con la sensación de escuchar estructuras algo repetitivo, transitando por lugares conocidos, estar ante algo ya visto; es lo que tiene esta década que se acaba: mira demasiado al pasado y el efecto déjà vu es constante. No en vano, el producto no es de mala calidad, simplemente a veces resulta ser un transgénico musical.
Texto: Andrés Castaño