Teniendo en cuenta que en Madrid el verano llega cuando quiere y se va cuando le da la gana, la fecha que teóricamente debía marcar el inicio del otoño se antojaba tan buena como cualquier otra para ignorar el calendario y continuar la juerga estival, misión para la cual los sonidos tanto de los madrileños The Imperial Surfers como los de los maños The Vibrants resultaban sencillamente perfectos. ¿O acaso hay algo que evoque más irremediablemente el sol, la playa, el bailoteo y el despreocupado despiporre veraniego que el surf y el rock & roll de la segunda mitad de los 50 y primera de los 60?
Pese a estar programados inicialmente como cierre de la velada, un cambio de última hora situó como encargados de inaugurar la barra y la pista de baile a los Imperial Surfers, todavía embarcados en la celebración de su décimo aniversario como banda de referencia por estos lares cuando de surf, frat rock, twist, rock and roll instrumental y garaje se trata. Lo hicieron, como siempre, sin mayor pretensión que la diversión pura y dura y el meneo de caderas de hasta el último de los presentes, metas que alcanzaron en buena medida pero que quizás no llegaron a rematar por algo tan inexplicable como la sensación de no haber sido invitados a su propia fiesta que por momentos transmitieron (con la notoria salvedad del batería Oky Von Stoky, al que la calvicie no impidió soltarse la melena de un modo que habría sido saludable que copiasen sus propios compañeros).
Bastante más efectivos en todas las facetas resultaron unos The Vibrants que, sin cuajar tampoco la mejor de sus noches (se les recuerda alguna sublime sobre este mismo escenario), se mostraron tan impecables como de costumbre, haciendo gala de un carisma, una clase y una caligrafía sonora que no se ven todos los días. Sobrados conocedores del terreno que pisan, los maños volvieron a exhibir su capacidad para moverse a su antojo entre el surf, el beat y el rock & más clásico, saltando de Roy Orbison a Buddy Holly o de Link Wray al Dúo Dinámico sin despeinarse ni arrugarse la chaqueta. Puede que, al igual que a sus compañeros de cartel, se les viese algo más encorsetados y menos dicharacheros de lo habitual (aunque el carismático guitarrista Manolo Villuendas siga sin callar ni bajo el agua), pero aún así ofrecieron diversión a raudales y motivos más que sobrados para mover las caderas y desgastar las suelas de los zapatos. Y a eso habíamos venido, ¿no?
La 53ª edición del icónico festival danés sin ánimo de lucro se celebrará del 28…
Aún no hemos empezado con los rankings del 2024, pero si hay algo que tenemos…
El Azkena Rock Festival (ARF) ha anunciado hoy los primeros nombres de su 23ª edición,…
Reinventarnos en cada disco ha sido nuestro mayor desafío Sólo hay que mentar a Doctor…
La iniciativa SOM VALÈNCIA está en marcha y ha revelado la programación de conciertos que…
El concepto, filosofía, visión y propósito del LEV (Laboratorio de Electrónica Visual) es, probablemente, nuestro…