Un año más se celebró el Juerga’s Festival de Adra, Almería, que en apenas tres ediciones ha visto consolidada su propuesta con un aumento tanto de la calidad del cartel como del público que congrega, habiéndose convertido en uno de los festivales andaluces más atractivos del verano. Un recinto espacioso y la playa a pocos metros del mismo hizo que muchos juerguistas comenzasen la fiesta tumbados en la arena mientras escuchaban al maestro Kiko Veneno poner la nota tranquila con sus tonadillas aflamencadas, como ‘Volando voy’ o ‘Joselito’, que este año han sonado ya en muchos festivales.
Continuaron los americanos Anti-Flag, con un repertorio que contiene desde hardcore al punk rock más comercial, pildorazos como ‘Die For The Government’ o ‘Fuck Police Brutality’ se turnaron con temas más melódicos como ‘This Is The End (For You My Friend)’ para completar un setlist variado y completo. Una versión de ‘Should I Stay Or Should I Go’ de The Clash fue el punto álgido del concierto para un público que daba la sensación de no entender el inglés de los componentes de la banda, a pesar de sus esfuerzos por comunicar y transmitir su compromiso político. Un compromiso que fue una constante en la práctica totalidad de las bandas que pasaron por Adra.
Poco hay que decir sobre Soziedad Alkohólika, mientras llevan vetados en la ciudad de Madrid desde hace ya demasiados años -un lugar donde los intereses de un partido político se llevan por delante sentencias del tribunal supremo- en el resto de puntos de la península su música y su mensaje arrasa con la contundencia de sus guitarristas y el doble bombo demoledor cortesía de un maestro -no es una licencia- del tema. ‘Piedra contra tijera’, ‘La aventura del saber’, ‘Nos vimos en Berlín’… el lujo de escuchar canciones que ya son históricas.
Los italianos Talco son de esas bandas de ska con temas tan parecidos entre sí que da la sensación de que tienen una única canción, estando su atractivo en la entrega y la fiesta que pueden llegar a montar. En su paso por Almería su entrega fue indudable, pero en muchos momentos su discurso tan lineal y la escasa voz de su cantante hicieron que el concierto distara mucho de su mejor versión. No obstante siempre se corean con gusto temas como ‘St Pauli’, ‘Bella ciao’, ‘La mia citta’ o la versión de ‘Zu atrapatu arte’ con la que cerraron.
Asian Dub Foundation fueron el plato fuerte del primer día, sus extraordinaria mezcla de estilos y ritmos tiene como base poderosas líneas de bajo y el enérgico magnetismo de sus cantantes. ‘Zig Zag Nation’ o ‘Flyover’, presentes ambas en el último disco de los británicos, invitan al baile al igual que ‘Naxalite’ -su primer éxito- o esa intensa crítica a las políticas de inmigración europeas que es ‘Fortress Europe’.
Los Chikos del Maiz tuvieron que abrir el segundo día bajo un calor sofocante. Muy duro tocar en estas condiciones cuando el público corea “lipotimia, lipotimia” y a nadie se le ocurrió repartir agua aunque fuese a manguerazos (unas horas más tarde sí que se pudo “disfrutar” de la ducha en las primeras filas). Tanto el Nega como Toni no ahorraron en quejas respecto al horario y condiciones “os tiraríamos botellas de agua pero están quemando”, entre sudores y solana temas de su último disco ‘La Estanquera de Saigón’, ‘Puras y maricones’, ‘Los invisibles’ o de su debut como ‘El de en medio de los Run DMC’ o ‘Los hijos de Iván Drago’.
Evaristo volvió a sentar cátedra como si nada, un concierto normal del señor Páramos es algo sencillamente inalcanzable para la inmensa mayoría de bandas. 42 canciones repartidas en bloques de 7, repaso a toda la discografía de Gatillazo e incursiones en el libreto de La Polla Records, interpretaciones espídicas con los gestos, saltos y el sarcasmo aumentado al infinito del de Agurain.
Una actuación sin mucho brillo para The Toy Dolls, los horarios del día llevaban retraso y los ingleses no se lo debieron de tomar muy bien. Apenas 55 minutos de concierto en los que no obstante se disfrutó del confeti lanzado desde una gigantesca botella de lambrusco antes de atacar ‘Lambrusco Kid’, del coreo salvaje de ‘Harry Cross’, los giros de guitarra y bajo durante ‘Wipe Out’, la alegría de ‘She Goes To Finos’, los correteos de Olga en ‘Idle Gossip’ o el himno infantil infalible: ‘Nellie The Elephant’.
Con las dos bandas restantes para terminar el festival el público se vino arriba, tanto Narco como Dremen regalaron conciertos soberbios y consiguieron resucitar a los que parecían estar ya cansados de tanta juerga. Estas dos formaciones cuentan con dos de los mejores DJ’s de este país, cada uno en su estilo, muy old school el de los sevillanos y actual -siempre con bases impecables- el de los madrileños.
Narco arrasaron con la brutalidad que sus temas merecen, su último disco es posiblemente el mejor que hayan hecho nunca, y sonó prácticamente entero, con ‘Ahí fuera (vive Satanás)’, ‘Asesinato, alcohol y ácido’ o ‘Lo peor del barrio’ demostrándose aún más demoledoras en directo. Dremen mezclan todo tipo de electrónica con rapeo e irreverencia, valioso cóctel para bailar ‘Sacrificio’ o ‘Materia’ y despedirse de Adra hasta el año que viene.