Así, el cuarteto se afanaba en aposentarse en un pop rock bastante oscuro que remaba entre las aguas del punk y la incipiente new wave. Por aquel entonces una de sus mayores influencias era The Doors, tal y como lo demuestran canciones tan rotundas como ‘Sometimes‘ o ‘Princess Of The Streets‘, que se apoyan en los destacables teclados de Dave Greenfield, discípulo aventajado de Ray Manzarek. En otras ocasiones juegan a ser una sucursal del power pop de grupos como Blondie, algo que luce fantásticamente bien en temas como ‘Goodbye Toulouse‘ o ‘London Lady‘.
En 2012, con más de quince álbumes en su haber, y con una carrera que les ha hecho pisar cuatro décadas diferentes, Giants se presenta como un paso más en su camino. Sin mayores pretensiones. Y es que, todavía siendo difícil hallar piezas icónicas como ‘No More Heroes‘, ‘Peaches‘, ‘Golden Brown‘ o ‘5 Minutes‘, es pretérito su talento cuando en este recién estrenado disco compacto se llega a canciones con títulos como ‘Lowlands‘, ‘Mercury Rising‘ o ‘Time Was Once On My Side‘. Entonces sí, ya pisas el umbral del hogar añorado. Por no hablar del antes nombrado Greenfield, teclista que sale a relucir con su ingeniosa manera de abordar cada nuevo encuentro sonoro.
Baz Warne, Jean-Jacques Burnel, Dave Greenfield y Jet Black, inagotable baterista de 73 años que en 2007 sufrió una fibrilación auricular, captan en Giants diversas imágenes musicales que lograrían, en cierto modo, resumir tantos y tantos años de carrera. Y es que el oyente puede recurrir aquí igualmente a lo curioso (‘Adiós‘, un tango pop rock en castellano) como al power pop desmelenado y vital en su ritmo (‘15 Steps‘). Todavía hoy, y tras tanto baqueteo, están hechos unos chavales.