La chanza quedó ahí hasta el momento en el que Warner pide a Harrison un tema más para poder incluir en el maxi que saldría como promoción de su nuevo trabajo. En esos momentos George estaba en Los Ángeles, así que se puso en contacto con Jeff Lynne que por aquel entonces se encargaba de la producción de un redondo de Roy Orbison. El ex Beatle preguntó a su amigo Lynne por algún estudio de grabación cercano para poder rematar ese tema que le exigían desde la compañía discográfica. Jeff se acordó del pequeño estudio que poseía Bob Dylan en su garaje, así que no dudaron en ponerse en contacto con él para intentar conseguir algunas horas libres en su local y así terminar con el compromiso. Dylan no se hizo de rogar, todo lo contrario, les invitó a pasarse por su casa a cualquier hora del día. Una vez cerrado el tema del estudio, Harrison se percató de que su guitarra la tenía su amigo Tom Petty, por lo que no tardó en presentarse en su casa a recogerla. Al enterarse del plan que pretendía realizar el inglés, Tom se apunta. Lo mismo que hizo Roy Orbison cuando Jeff Lynne le telefoneó para cancelar la sesión del día siguiente. Y es así como los cinco músicos acaban reunidos en la casa del propio Bob Dylan.
Hasta aquí está clara la unión en un mismo lugar de cinco músicos de reputación intachable, pero, ¿cómo nace The Traveling Wilburys? Una vez metido en faena, George Harrison se dio cuenta de que aunque el tema que había preparado para el maxi de Cloud Nine, “Handle With Care“, había quedado bastante bien, era un crimen desperdiciar el talento del resto de músicos presentes en dicha reunión. Así que decidió dar un papel protagonista a Dylan, Lynne, Petty y Orbison a lo largo de la composición. Llegado el momento de ensayarlo, todos metidos en la cocina de la casa de Bob, Harrison sintió la magia del momento y no pudo por más que exclamar: «¡Eso es… The Traveling Wilburys!». Y realmente el destino tenía algo que ver ya que, aunque no lo parezca, de otra manera no habría sido posible juntar a todas estas estrellas. Si hubieran intentado telefonear a todo el mundo, se habrían topado con las compañías discográficas y managers de cada músico, hecho que habría convertido en imposible la propuesta.
Una vez terminada su “Handle With Care“, los chicos se dieron cuenta de que era demasiado buena como para editarla únicamente cual single. Así que alguien propone la idea de componer juntos nueve canciones más, conformar un disco y publicarlo bajo el nuevo nombre de The Traveling Wilburys. También planean inventarse unos nombres falsos, crear una familia de hermanos que firmarán los temas, y esa familia serían los Wilburys. Así es como Bob Dylan, Jeff Lynne, Tom Petty, Roy Orbison y George Harrison, pasarían a ser Lucky, Otis, Charlie T. Junior, Lefty y Nelson, respectivamente. Por esta fórmula evitarían problemas con los sellos, representantes y demás situaciones escabrosas que se pudieran suceder. Para completar el álbum, al que decidieron titular Volume 1, forman un grupo que les ayudara con el resto de instrumentos. A esta banda se le puso el nombre de The Sideburys y estaba compuesta por Jim Keltner (batería), Jim Horn (saxo), Ray Cooper (percusión) e Ian Wallace (tom-toms). Pero no sólo el grupo en sí era algo curioso, las historias que escondía cada corte que componía su puesta de largo también lo eran.
De esta manera es como la segunda canción que compone la banda, “Dirty World“, posee una historia realmente graciosa. A Bob Dylan se le ocurre que deberían hacer una canción que no tuviera nada que ver con su pasado, es decir, con las formaciones a las que han pertenecido. La idea de Dylan era hacer un tema al estilo de Prince, una composición que impactara al oyente nada más escuchar la primera estrofa. Y así fue ya que, aunque la tonada está realmente lejos de acercarse a la corriente que presenta Prince en sus discos, es desconcertante escuchar de Bob cantar aquello de «I love your sexy body» (Me encanta tu cuerpo sexy). Además, se decidió dejar un espacio final en el que todos cantarían a la chica de la canción, cada uno recitaría uno de los atributos que más le atraían de esa mujer. Pero George no quería que terminara la diversión, así que a la hora de preparar la letra de esas estrofas decidió preparar un nuevo juego. Repartió entre sus compañeros diferentes publicaciones escritas (Autosport, Vogue, etc…) y les pidió que buscaran palabras que les llamasen la atención. Una vez terminada la investigación, en la lista de frases había cosas como “cambio de marchas de cinco velocidades” y otros desvaríos por el estilo. Así que con tan surrealista colección de textos se pusieron a recitar ante el micrófono.
Otra de las anécdotas destacables de las diez canciones que componían ese Volume 1 fue la sucedida durante la creación de “Tweeter & The Monkey Man“, una letra que surgió de la manera más simple pero que esconde otro de los originales métodos de componer de George Harrison. La idea se le ocurre al guitarra inglés un día que se encuentra a Dylan y Petty hablando en la cocina. Allí estaba él y Jeff Lynne escuchándoles en una charla sobre tonterías relacionadas con los Estados Unidos, temas realmente americanos que Harrison no llegaba a comprender muy bien. Así que en vez de pedirles que le explicaran el tema, decide coger una grabadora y tomar el momento en una cinta. Una vez terminado, pusieron la casete, transcribieron todo lo que se había dicho y le dejaron el resultado a Bob Dylan para que rematara el asunto.
Pero la tragedia golpea al proyecto ya que en diciembre de 1988, tras terminar la grabación de su primer disco como The Traveling Wilburys, Roy Orbison fallece a causa de un paro cardiaco. La banda ya había grabado un vídeo clip del “Handle With Care” y estaban preparando el segundo, esta vez del corte “End Of The Line“. El día de grabación de dicho vídeo fue un día después del funeral por Orbison, pero sus hermanos Wilburys siguieron adelante con intención de hacerle justicia. Se terminó el promocional para la televisión e incluyeron ese recuerdo prometido. En aquel “End Of The Line” salen los cuatro miembros restantes del grupo haciendo una jam dentro de un vagón de tren. Cuando toca la estrofa de Roy Orbison, llega el momento; en pantalla aparece un marco con su fotografía y ante el mismo, su guitarra. Instante emotivo para todos los que disfrutamos con la voz de este excepcional cantante.
Dos años después de la salida de su primera obra sonora, los ahora cuatro componentes del proyecto deciden publicar un segundo disco en memoria de su amigo desaparecido. El redondo se titulará Volume 3, marcando de esta manera una incógnita: ¿existirá un Volume 2? Pues no, los chicos seguían manteniendo el buen humor, tanto es así que se vuelven a poner nuevos nombres de guerra. Ahora Dylan, Petty, Harrison y Lynne, son Boo, Muddy, Spike y Clayton, aunque esto no hace que pierdan el rumbo ya que su segundo plástico se mantenía en lo más alto de los niveles compositivos, mezclando una vez más los más diversos estilos musicales. En esta ocasión tenían once cortes para completar el álbum —uno más que cuando sacaron su Volume 1—, y en ellos podemos volvernos a topar con alguna que otra curiosidad. En los créditos del trabajo dan las gracias a la actriz Carrie Fisher por su aportación en “You Took My Breath Away“. Por lo visto, Carrie le dio a George Harrison un poema que había escrito cuando tenía diecisiete años y del cual sacaría el inglés la estrofa de «You took my breath away and now I want it back».
Hasta aquí lo que es la vida de The Traveling Wilburys, ya que posteriormente se ha querido rentabilizar el invento. Algunos sellos discográficos han sacado recopilatorios en los que ponen el nombre de la banda pero que sólo tienen tomas en solitario de cada miembro y como única unión te topas con simples colaboraciones. Ese es el caso del Volume 2 & 4 ½, una obra en la que aparece el plástico de Tom Petty Full Moon Fever, además de aquella joya de Roy Orbison llamada “You Got It” en la que los únicos que participaban era el tándem Lynne/Petty y cuya colaboración se centra en ser coautores del tema. A día de hoy se sigue especulando con una posible reunión, aunque la vez que más cerca se estuvo de volver a estrechar lazos fue en un pasado 2000 en el que se estaba preparando su inminente regreso. Ahora, y tras la muerte de George Harrison, la cosa cada vez se ve más lejana. Pero no hay que perder de vista a estos genios pues, como bien decían en uno de sus clásicos, «The Devil’s been busy!»
Sergio Guillén
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