Seguramente, la mayoría de vosotros, en alguna ocasión de vuestra vida habréis escuchado aquello que los japoneses son buenos ‘replicantes’. Y no estamos hablando, precisamente, de ‘Blade Runner‘ sino de su capacidad para replicar perfectamente los inventos de otros.
Respecto a la tecnología, a los coches, y a un buen sin fin de productos de consumo, no tenía dudas de que esto fuese así. Sin embargo, respecto al ska, las tenía, y tras ver el concierto de Tokyo Ska Paradise Orchestra en la Sala Heineken de Madrid, considero que son buenos ‘replicantes’.
Buenos ‘replicantes’ a pesar de una vena ‘pachanguera’ bastante acusable, que les lleva a fusionar el ska con un sin fin de influencias, desde la música latina pasando por el punk y, sobre todo, por el rock. Un cocktail estilístico, aunque mayormente compuesto por esencias jamaiquinas, que, sin lugar a dudas, funciona en directo y, sobre todo, pone patas arriba cualquier sala o pabellón en el que toquen.
Y es que TSPO tienen ese espíritu bailable que envuelve a la música jamaiquina. No podía ser de otra manera, de lo contrario, no serían tan buenos ‘replicantes’ como nos parecieron.
Durante los siguientes 45 minutos a penas decayó el ritmo y la fiesta en la sala fue continuada. Repasaron algunos de sus clásicos, como “Pride of Lions“, “Down Beat Stop” o “Mekureta Orange“; demostrando que son capaces de acercarse y sonar como los grandes del género, en algunos compases instrumentales me recordaron a The Skatalites, a quienes tuvimos la suerte de ver durante el pasado mayo.
Precisamente, no tardaron en rendir tributo a The Skatalites con una versión de “Confucius“, a la que siguieron “Jamaica Ska” de Byron Lee & The Dragonaires y “One Step Beyond” de Prince Buster, aunque su interpretación estuvo más cerca del ritmo acelerado que le imprimieron Madness que de la original.
Se marcharon a los camerinos después de hacer poco más de una hora y diez minutos de actuación. Ante las reclamaciones del público, que quería más -mucho más- de los japoneses, estos regresaron al escenario para ofrecer otros 15 minutos de espectáculo, concluyendo con “Skaravan“.
Sim embargo, ese cuarto de hora extra, hasta rozar la hora y media de actuación, no consoló a los fans de la formación nipona que se fueron con la sensación de que 25 ueros de entrada bien merecen más tiempo sobre el escenario. Eso y que también merecen una sala donde el calor sea menos asfixiante y con unos precios en la barra algo más ajustados a la economía que padecemos.
Fotografías: Txarly
Texto: Carlos A.S.
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Buena crónica!Dentro del turbo-pachanga que hacen me pareció el mejor concierto que he visto de ellos de las tres veces que les he visto.Lo de la sala ya se sabe como se las gasta la Heineken,pésimo sónido,precios prohibitivos,calor.Un asco,la verdad.
Te quería hacer una pregunta.Me ha llamado la atención lo de "replicantes".Has escuchado alguna vez Ska Flames?Creo que son más viejos que la Tokyo y yo siempre les he considerado los mejores "imitadores"-entre comillas,eh?-de Skatalites.Mi razon de esto es por lo que has comentado en el artículo,que los japos son capaces de imitar cualquier cosa pero que no lo esperabas en el ska.Hazte un repaso a los discos de Ska Flames y ya me dirás si no te parecen los skatalites japoneses.Para mí son,como buenos japos,los maestros de calcar a los verdaderos maestros jamaicanos.Tb pienso que no ha habido ningún grupo mejor en el mundo que haya adaptado de esa forma el espíritu de Skatalites.Y le dan 10.000 vueltas,en todos los aspectos,a la Tokio.
Un saludo!