Parece ser que Tulsa termina por disolverse. Noticia que ya se dejaba entrever desde hacía unos largos meses y que ha terminado por convertirse en realidad. ¿Motivos? Varios; desde roces en la banda hasta etapas de hastío o falta de capital. Pero el motivo principal que se ha terminado por hacer público ha sido el hecho de que Miren Iza tomó la decisión de marcharse a Nueva York para ejercer su profesión de psiquiatra. No obstante, continuará con Tulsa junto a su fiel guitarrista Alfredo Niharra, con quien fundó la banda en 2002.
El último show del conjunto iba a ofrecer las bocanadas finales, al menos en lo que a directos se refiere. El lugar, como no podía ser de otra manera, era la siempre cálida sala El Sol de Madrid en un perfecto martes día trece.
Agotaron entradas y es que nadie se quería perder tan magno evento; desde fans o seguidores, hasta amantes de la música y curiosos, pasando por compañeros de profesión (musical, se entiende) como Coque Malla o Lourdes Hernández (Russian Red). También invitados, por supuesto, como los chicos de Amigos Imaginarios interpretando, entre otras, ‘Algo ha cambiado para siempre‘. Quien también se subía para compartir tablas bajo los focos con Miren y compañía fue Javi Vicente de Big City.
Un repertorio común, pero algo amargo por el trasfondo. Centrado principalmente en el segundo y último largo de Tulsa [“Espera la pálida“], el concierto tuvo momentos muy emotivos. Una vez le dejaron de temblar las piernas a la protagonista, ‘Te ofrecí‘ encabezaba la lista que sería seguida por ‘Alguien viene a por lo suyo‘ y ‘Matxitxako‘ regalando un cúmulo de sentimientos que los allí presentes supieron recibir con gusto. El momento cumbre y más quebradizo por la emoción fue cuando la joven vocalista se quedó sola tocando ‘A mis brazos‘, la versión de Nick Cave que si ya cautiva en la versión de estudio, en directo es todavía más sobrecogedora. Mientras se desarrollaba dicho tema, Charlie Bautista, Alfredo Niharra y el resto del elenco acompañante iban apareciendo de manera paulatina, donde el colofón fue un fantástico solo de guitarra hermanado con ‘My sweet Lord‘ de George Harrison.
¿Qué le podía quedar a Tulsa para cerrar una etapa y un concierto así? Básicamente nada. No hacía falta. Seguramente regresen, aunque sea en otras formas y maneras. Antes de acabar, se sucedieron los bises, que engrandecieron más todavía la despedida. ‘Barro‘, ‘Contigo tocaré el cielo‘ y ‘La hierba en mí‘ (escrita por Ricardo Lezón de McEnroe), eran el último vagón que a Nueva York se va.
Texto: Charly Hernández