Por un lado, un cuarteto que alimenta sus filas tanto de las orillas de Jersey como de la propia ciudad de Nueva York. Una congregación hacedora de imposibles, resumida en los nombres de Jeff Cafone, Mark Masefield, Francis Valentino y Ryan Wheeler, que toma de los años 60 y 70 el pop robusto y el rock urbanita de su ciudad para, no sólo plantear versiones con acierto —allí quedaron ‘Up On Cripple Creek‘ de The Band o la dylaniana ‘Like A Rolling Stone‘, entre otras—, también escribir temas propios que atrapan y aportan la personalidad necesaria en una marca que requiere de dicha firma característica. Por un lado, como digo, Outside The Box.
Cafone, con sus botas destrozadas y agrietadas de tanto pisar los escenarios estadounidenses, se comporta casi cual un segundo Willie Nile, gesticulando, haciendo participe de su rito al público que le rodea, viviendo el momento. Masefield, por su parte, pareciese un nerd de libro con esas gafas tan características, esa camisa y ese corte tan repeinado que se acentúa por medio de una raya dictatorial en la sien derecha; sin embargo, pronto demuestra ser un desaforado teclista que se balancea sobre sus instrumentos al ritmo de cada golpe de baqueta de Valentino, todo un titán de la batería. Piezas como ‘Safe Tonight‘ o ‘The Ballad Of Jackie Chan‘ les están abriendo un hueco en los corazones de unos amantes del género que no creían pudiese magnificarse de tamaña manera.
Por el otro sendero del cruce de caminos llegan US Rails, a los que podríamos clasificar como docentes totales en sus carreras de solista que a la postre han confluido en una suerte de supergrupo a medio camino entre Crosby, Stills, Nash & Young y los iniciales Eagles. Su sesión llegaría sin problemas a las dieciocho tonadas, hijas en su totalidad del quinteto —a excepción de ese ‘Almost Saturday Night‘ de John Fogerty o del clásico de la postura bluegrass ‘Barbed Wire‘—. Y aunque les tocó bregar con la misma mala mezcla desde la mesa que sufrieron Outside The Box, lo que hacía salir sus partes vocales la mar de saturadas por los altavoces de la sala, US Rails lucieron resplandecientes, ya fuese rememorando su primer disco compacto como presentando su último Southern Canon. Recordaron a los presentes que sus ediciones ya hacen triada, pues este 2012 también han puesto a la venta un acústico, y no dejaron de emocionarnos con ‘Heart Don’t Lie‘, ‘Ring A Big Bell‘, ‘Rainwater‘, ‘Shine Your Light‘, ‘Burning Fire‘, ‘Nightbird‘ o la tremenda ‘Spell‘, por citar siete paradas obligadas.
Todavía distanciados en sus vidas diarias por kilómetros y kilómetros de tierra y, hasta en ocasiones, agua, US Rails hacen de la amistad como camaradas de escena, músicos y trovadores, una de sus armas más valiosas y decisivas. Su conjunción fue total sobre el escenario de La Boite y así nos congratulamos de poder ver al bajista Scott Bricklin y al baterista Matt Muir juntándose frente a un micro, cantando cual una sola voz. Emocionante.
Texto: Sergio Guillén. Fotos: África Paredes
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