Hace un par de semanas se estrenó la canción más esperada del año, al menos de cara al mainstream. Las opiniones fueron de lo más dispares, aunque había unanimidad en que se parecía demasiado a la Madonna de finales de los ochenta y principios de los noventa. Hoy Lady Gaga ha lanzado el vídeo de la canción, que después de obras del calibre de “Bad Romance” o “Telephone”, se nos antojaba como un acontecimiento que no debíamos perdernos.
¿El resultado? Bueno, pero no a la altura. También es verdad que la canción tampoco lo está. Lo más destacado es la parte del speech del principio, con una estética orgánica y llena de fluidos que roza lo desagradable, pero que resulta fascinante. El resto del vídeo cuenta con demasiada coreografía sobre un fondo negro, lo que supone un bajón respecto al excesivo inicio del vídeo.
dyorch