Bajo un sol abrasador le tocó abrir el segundo día del festival Vive Latino a María Guadaña. Procedente de Jaén, es una cantante con personalidad, alejada de lugares comunes, que ofrece letras con mensaje. En directo su banda, Los Afiladores, son tremendamente stonianos y la acompañan supurando rock clásico con eficaces arreglos de hammond.
Turno para Mikel Erentxun en el anfiteatro, precedido de la psicodelia beatleiana de ‘Tomorrow Never Knows’ el donostiarra ofreció canciones recientes como ‘Llamas de hielo’, que tuvieron buena acogida, pero fueron clásicos como ‘Mañana’ o su versión en castellano de The Smiths ‘Esta luz nunca se apagará’ la que animó al público que desafiaba la solanera. Para el final dejó auténticos himnos de ayer, hoy y siempre como ‘Una calle de París’, con arreglo de americana y Mikel en modo storytelling o temas como ‘Esos ojos negros’ o ‘Cien gaviotas’, de esos que apenas bastan dos palabras para enfervorizar a una audiencia que, mayoritariamente, conocieron Duncan Dhu por sus padres.
Conseguimos llegar al final de la actuación de los mexicanos Little Jesus, suficiente para disfrutar de su mayor éxito ‘La magia’ y de ver la colaboración en ‘TQM’ con una Ximena Sariñana que estuvo omnipresente subiéndose en varios de los conciertos del día. Uno de los platos fuertes de la jornada les siguió en el escenario Vuse, Camilo Lara y su Instituto Mexicano del Sonido. Acompañado de batería, trompeta y bajo, el desafío es no parar de bailar, ya que las piernas se mueven solas al ritmo de rolas como ‘Escríbeme pronto’ o ‘México’, esta última con una dura letra sobre su país.
Cambio al escenario principal, que ya estaba hasta arriba para recibir a Amaral, liderados por la zaragozana Eva Amaral que se autodefinió como “mujer de río”, orgullosa de tocar a escasos metros del Ebro. La cantidad de hits que tienen es apabullante: ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’- sí, la de “mis amigos”- ‘Hoy es el principio del final’, ‘Revolución’. También hubo tiempo para acordarse de Bunbury, al que sustituyeron en el festival debido a los problemas de salud del ex héroe del silencio. Y aunque los encontronazos entre ellos son de dominio público, Eva únicamente tuvo buenos deseos para él “que sea muy feliz”. Los maños se dieron un baño de masas en su ciudad.
Aún con Amaral sonando, en el escenario de al lado varios miles de personas ya esperaban a Café Tacvba cantando ‘Cielito lindo’ y ondeando banderas. Nombrados a partir de un café que existe realmente en el centro de Ciudad de México, es posiblemente el grupo latinoamericano más importante de esta edición zaragozana del Vive Latino. Su fama les precede, en directo son una auténtica bomba, y la potente ‘Futuro’, con el empuje de sus bajos y dinámica de menos a más, es ideal para iniciar un concierto. Siguió el ritmo skatalítico de ‘Como te extraño mi amor’, que dio tal resultado entre el público que el cantante Rubén Albarrán no pudo sino afirmar complacido: “Llegó el Café Tacvba para que todo el mundo le meta al taconazo como se debe”.
Sus letras, sobre todo las de sus primeros discos, están enfocadas en la adolescencia, como comprobamos en ‘Las flores’, mientras que para entender algo de ‘Chilanga banda’ es necesario conocer la lengua callejera de los ciudadanos de la capital (los chilangos). ‘Déjate caer’ -tema de los chilenos Los Tres que Café Tacvba ha hecho suyo- la dedicaron a “los muertitos” y nuevamente vuelven a demostrar su dominio de la escena con una coreografía final que desata gritos enloquecidos.
Ximena Sariñana volvió a subirse a un escenario para ser ‘La chica banda’ y bailar con sus compatriotas, que efectúan un cambio de ánimo con la balada romántica ‘Eres’, eso sí, sin perder en ningún momento la contundencia rítmica. Como guinda final quedaban dos de sus mayores éxitos: ‘El puñal y el corazón’ tiene variedad de estilos hasta dentro de la misma canción mientras que ‘El baile y el salón’ termina de convencer a los incrédulos de la importancia de la danza. Albarrán, que no paró de saltar y simular percusiones dejó clara la filosofía del evento: “Este es un buen punto de encuentro para toda la bandita, para compartir con nuestros hermanos ibéricos esta fiestota latina”.
Decenas de personas salen disparados tras el final tacvbero, Los Caligaris acababan de iniciar la gran fiesta, mejor dicho, LA FIESTA. Estos cordobeses de la Argentina celebran 25 años de carrera con ‘Asado y fernet’ y confiesan sin rubor estar ‘Todos locos’. Mientras suena la música ocurre de todo: juegos circenses, saltos mortales para terminar desplegando la bandera española, monociclos, una portería para que el público meta gol con una pelota inflable gigante, cambios constantes de vestuario, malabares… hay un ajetreo constante de músicos que entran y que salen. Una maravillosa y sudorosa locura donde el público nunca consigue mantener los pies en el suelo. Si quieren una sinopsis de su filosofía de vida escuchen ‘Kilómetros’ o ‘Que corran’. Para finalizar sus 12 integrantes visten camisetas con letra: “VEINTICIRCO”. Feliz aniversario Caligaris.
Una nueva carrera entre escenarios para presenciar el final de Leiva, aunque no llegamos a ver la penúltima aparición de Ximena con el madrileño. Celebramos desde antiguos temas de Pereza como ‘Estrella Polar’ hasta sus éxitos más recientes ‘No te preocupes por mí’ o ‘Como si fueras a morir mañana’, pero el tema que le ha llevado a la inmortalidad, la canción que cerraba casi cada concierto o pinchada improvisada durante los peores momentos de la pandemia, no es otra que ‘Lady Madrid’, en esta ocasión con la ayuda de su hermano Juancho, cantante de Sidecars.
Aún quedaba mucho festival, Rulo y la contrabanda conseguían que miles de personas recordasen clásicos de La Fuga como ‘Balada del despertador’ o ‘Buscando en la basura’. El tercer escenario fue el lugar de la última venida de Ximena Sariñana -esta vez con su propio set- que ofreció una propuesta reposada -como el mejor tequila- a un público que empezaba a notar el cansancio. Las autobiográficas ‘Diva’ y ‘Cobarde’ junto al ritmo del reggaetón de ‘Si tú te vas’ fueron lo mejor de su espectáculo.
El último artista en pisar el escenario principal es el músico de mayor éxito que reside actualmente en Zaragoza. El rapero Kase O., considerado el mejor de lo suyo por casi toda la crítica, dio un repaso a sus grandes éxitos con el formato Jazz Magnetism, es decir, con banda en lugar del habitual DJ lanzando bases. Jugando en casa, repasó sus últimas entregas con temas como ‘Ringui dingui’, ‘Mazas y catapultas’, ‘Yemen’ o ‘Mitad y mitad’, pero fue cuando recordó a Violadores del Verso, su primer grupo, cuando emocionó a muchos: ‘Cantando’ o ‘Balantains’ no es que sean clásicos de Doble V, es que lo son del rap en castellano. Con su pelo en cresta Javat se despidió: “sed libres como yo”.
Ya con las fuerzas justas asistimos al despliegue sónico de Nortec Collective: Bostich+Fussible, con dos de los cinco componentes originales del colectivo. Vúmetros al 11 para una sesión de Tijuana Sound Machine: música electrónica y norteña, bases con aderezo de acordeón y trompeta. Como sorpresa final, Rubén Albarrán de Café Tacvba cantó su colaboración de 2020 ‘Convénceme’. Nos vamos acercando a la salida cuando los últimos bailes los provocan Kumbia Queers, donde cantamos ‘Cariñito’ o la divertida ‘Feriado nacional’ con la que no podemos más que estar de acuerdo en su mensaje: “Hay que agregarle un día al fin de semana, porque así no alcanza”.
Terminó la primera edición europea del Vive Latino, una apuesta a varios años vista que ha tenido como primer resultado un saldo muy positivo. El recinto es el soñado por cualquier festival, cerca de una gran ciudad, con amplias zonas de esparcimiento y un segundo escenario que es de los mejores que hemos conocido, tanto por su comodidad como por su acústica. Para ediciones posteriores habrá que solucionar la falta de baños y de restauración, aunque, como comentaba una mexicana, ‘en México nadie come en un festival’.
Dio la sensación de que se celebraban dos festivales paralelos, la parte española y la parte latina, y en muy contadas ocasiones se sintió la mezcla de públicos. Esperemos que, poco a poco, estas diferencias vayan desapareciendo. La ventaja de esto es que pudimos disfrutar casi en familia de bandas que en sus lugares de origen congregan decenas de miles de personas. Respecto al cartel, es un hecho incontestable que la variedad estilística de las bandas americanas fue mucho mayor que las españolas, donde casi no se salió del cartel habitual de un festival indie.
Jordi Puig, creador del festival, declaraba en una entrevista de hace unos meses que el objetivo era que la gente descubriese “al menos a dos grupos que no conocía y que le interesan”. El tiempo dirá si esto ha sido así, de momento nos quedamos con dos ecosistemas musicales que hasta ahora han permanecido prácticamente aislados y que comparten tantas sinergias que la ventaja de la mezcla es tan obvia que marca el camino a seguir.
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