Parece que los discos de Weezer, al igual que el propio grupo, siempre van envueltos en polémica y expectación a partes iguales; su nuevo trabajo, Hurley, no podía ser de otra manera. Y esto viene porque se ha iniciado una campaña para donar al grupo 10 millones de dólares (unos 7 millones de euros) con el fin de que éstos se separen. James Burns, que es el promotor de la idea, explica en su web que, aunque no se declara fan, tiene amigos que lo son, y ve sus caras de decepción con cada disco nuevo que saca la banda norteamericana. Evidentemente, la respuesta no se ha hecho esperar, y el grupo ha declarado que con 20 millones de dólares harían una separación espectacular.
En relación a la expectación de sus discos, para cualquier seguidor de Weezer (como lo es un servidor) ésta siempre es alta, entre otras cosas porque sabemos de lo que son capaces. Aun así, parecen empeñados en negarnos ese placer álbum tras álbum; y es que el nuevo disco, el que hace 8 en su carrera, pasa sin pena ni gloria por los 47 minutos que dura. También es cierto que rascando la superficie podemos encontrar el auténtico sello que les hizo lo que son, en temas como “Trainwrecks” , “Unspoken” o “Were´s my sex?”, cursiosamente tres temas que van de manera consecutiva en el álbum; toda una señal de lucidez por parte del grupo. Del resto de temas, mejor no hablar.
Y pasando al tema freak, del que Weezer hace estandarte, tenemos la portada, con Jorge García (Hurley en la serie de televisión Lost) como único reclamo; o el cambio de sello discográfico, que supuestamente les iba a dar mayor libertad a la hora de crear los temas. Francamente, no creo que Geffen, el anterior sello, pusiera más pegas que su nuevo hogar, Epitaph, a la hora de restringirles la “libertad creativa” (si es que aún saben qué es eso). Y por último, una versión en directo de “Viva la vida” de Coldplay (existente en su versión deluxe) que sinceramente no da la talla. En conclusión, otro disco del que coger un par o tres de temas e incluirlo en el Ipod con el título “Canciones potables de Weezer”.
Iván Navarro