El ex vocalista de Malahora, Guego, presenta en sociedad su nuevo proyecto musical: Zico. Para esta aventura se rodea de Nadia Santiago, Fernando Zambrano, Juan Lú (Sr. Chinarro) y Jaime Neria (Salieri), con quienes conforma un quinteto de pop-rock poético y arqueología emocional. Entre sus virtudes destaca una circunstancial, que es la de formar parte de ese elenco de artistas sureños que revolucionaron la escena independiente estatal con un indiepop emocional, muy sincero con las inquietudes situacionales de una generación reflexiva y con tiempo y ganas de aprovecharse de la democratización filosófica.

Demonios al sol es el primer disco de la formación; un álbum que no pretende ser revolucionario pero cuya producción refleja la personalidad de sus componentes. Porque el álbum es pura imprimación compositiva de un trabajo repleto de madurez y auto compromiso. Con ciertas reminiscencias al Nacho Vegas más comedido, nos encontramos ante un disco que combina lo acústico con lo eléctrico, lo pausado con lo inquieto, lo efímero con lo inmortal. Un total de nueve canciones que convierten la contradicción en alianza descubriendo así la compleja naturaleza humana; una naturaleza que, en este caso, retroalimenta sus necesidades creativas con otras composiciones rescatadas ora del subconsciete, ora del consciente.

Según describe la propia banda sobre la naturaleza del tabajo: ‘…surge de la necesidad de salir de lo más íntimo para buscar compañeros de viaje. Canciones sin principio ni final. Y si los tiempos están apretando, nos toca a nosotros vivirlos y no tenemos más…por ello…que suene la música… ‘; algo que hace a través de historias convertidas en canciones pero que bien podrían haber encontrado su voz en otros géneros artísticos como el cine o la literatura. Porque Guego es músico pero, sobretodo, es un buen narrador.

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Raül Ruiz