Casi parafraseando el título de la canción de The Beatles, ‘While My Guitar Gently Weeps’, Joe Bonamassa hizo llorar su guitarra ante el público madrileño inmerso en una gira mundial que, definitivamente, le encumbra como el rey actual del blues-rock internacional. Las comparaciones son odiosas, pero el americano es el nuevo Gary Moore, aunque les diferencien tantas cosas…
Bonamassa quizás es más técnico que el irlandés, más completo, dinámico y versátil. Pero bien es cierto que aún este joven guitarrista y vocalista de 33 años, nacido en Utica, estado de Nueva York, no consigue algo que le faltaría para ser perfecto: el sentimiento que es capaz de transmitir Moore con su guitarra. Ojo, que esto no significa que Bonamassa sea frío o su música sea poco comunicativa. Su blues también puede ser altamente triste, melancólico y sensible. Pero le falta un pequeño paso que esperemos dé en los próximos años. Le queda toda la vida por delante…
Además, en los próximos tiempos va a tener una experiencia que le enriquecerá especialmente: su participación en el proyecto Black Country Communion, el super-grupo que ha formado como el mito viviente del rock Glenn Hughes y otros cracks como son el teclista Derek Sherinian y el batería Jason Bonham, hijo del malogrado John Bonham de Led Zeppelin.
Hablando del concierto, el recital fue mágico y de nuevo lleno de puro talento y alma de blues-rock. Casi dos horas sin descanso para su guitarra y su voz, aunque estuvo algo por debajo de la impresionante actuación que realizó en su gira de 2009, durante el ciclo de conciertos de guitarristas que se organizó en la Comunidad de Madrid.
Diferencias pocas. Eso sí, de sonar en una sala pequeña como Heineken a este Teatro Circo Price hay un largo trecho… sonoro, claro. De hecho, en un aspecto puramente técnico, sus primeras canciones sonaron algo saturadas y con reverberación, sobre todo por el bajo y la batería. Pero pronto la cosa mejoró para que Bonamassa y sus excepcionales acompañantes -una pequeña banda compuesta por bajista, teclista y batería- dieran lo mejor de sí.
Desde luego, el público no puso oposición alguna. Una media de edad cercana a 40 años, madurez de oído y criterio para juzgar a este rey del blues que maravilló a todos con sus canciones, con el mérito de saber combinar temas de puro blues melancólico con más marchosos de blues-rock y algún guiño de soul. Esa variedad de estilos se enriqueció con un solo antes de finalizar el primer tramo del setlist que duró unos 15 minutos y que se basó en una interpretación majestuosa, de maestro, con guitarra acústica. Joe sacó todas las sonoridades posibles a su instrumento, dejándonos piezas de blues, flamenco, rock’n’roll y muchos guiños a Led Zeppelin. Fue el momento en el que los casi mil asistentes al show simplemente permanecieron con la boca abierta y el corazón sobrecogido.
No hay nada más mágico que un guitarrista ya sea de rock o de blues, consiga que toda una audiencia guarde silencio sepulcral para escuchar cómo su guitarra llora a un nivel auditivo mínimo, con una técnica interpretativa magistral. Fue una experiencia religiosa a la que le faltó la guinda de otros conciertos, como el citado de 2009, en el que Bonamassa dejó el micrófono para cantar a capella un desgarrado blues que dejó alucinado al personal.
Pero no es cuestión de comparar. De hecho, tras verle también en el festival High Voltage de Londres con los más grandes de la guitarra, como el propio Gary Moore, a Bonamassa se le nota una creciente evolución. Se le ve mucho más suelto, crecido sobre el escenario y comunicativo con el público. Es capaz de maravillar con su técnica en los temas más complejos, silenciar al gentío durante su largo solo o bien hacer botar y gritar cuando se emociona con el rock más duro jugando con su compañero en la batería, el genial Bogie Bowles.
Se echó en falta también algún solo del citado batería, como en el concierto del pasado año, o del más que correcto teclista Rick Melick. Eso si, Bonamassa ha incluido en su repertorio sobre el escenario el pedal de sensor de movimiento que conseguía manejar desde la distancia con su mano, haciendo vibrar las notas de su mástil como por arte de magia. En todo caso, una experiencia de nuevo muy gratificante, con un público entendido que facilita siempre al artista su actuación. Y, sobre todo, la sensación de que se sale de un concierto con satisfacción plena, las ganas de escuchar mucho más y, llegar a casa y ponerse uno de sus discos. Y eso que nada como verle en directo, casi siendo radicalmente distinto a lo que se escucha en estudio.
Joe es el presente. El actual rey del blues-rock. Sólo él es su rival. Le falta tener más hits, discos más completos y muchas más experiencias futuras. Pero es tan sólo que tiene 33 años… El futuro es suyo.
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– Ficha técnica del concierto:
Madrid, 1 de octubre 2010, Teatro Circo Price de Madrid.
Hora de comienzo: 21:00. | Hora de final: 22:50.
Espectadores: 1.000 aprox.
Teloneros: –
– Músicos:
– Joe Bonamassa: Guitarras y voz principal
– Carmine Rojas : Bajo
– Rick Melick: Teclados
– Bogie Bowles: Batería
Portal Esquizofrenia (Fotos: Dave Garia)www.portalesquizofrenia.com