¡¡Menudo cartel!! Tres grandes nombres del hard rock de los 80 en una noche, tres nombres que consiguieron juntar a miles de personas y llenar el recinto, pero ni estamos en 1988 ni esto es Reading. El paso del tiempo ha sido devastador para algunos y la localización impone una plaza de toros con acústica vergonzante por incomparecencia de pabellones multiusos decentes en una supuesta capital cultural.

Los suecos Europe lucharon durante una hora contra una bola de sonido indigerible, sólo la voz de Joey Tempest destacaba por encima de graves saturados. Cualquier tipo de matiz queda perdido en combate, y salvan el concierto los coros de ‘Girl From Lebanon’ o ‘Carrie’ entonados por miles de gargantas y el savoir-faire de John Norum en sus acometidas blueseras.

Con Whitesnake y su líder llega el debate, ¿es lícito que artistas con sus capacidades tan mermadas sigan realizando conciertos?, por un lado siempre puedes vislumbrar alguna chispa de magia remanente -el que tuvo retuvo-, por el otro, puede convertirse en una auténtica parodia. Hay muchos casos, Rob Halford lleva años alterando líneas vocales, reservando agudos para momentos puntuales y cambiando algunos por sonidos guturales, Robert Plant ha cambiado totalmente su registro, etc.

En el caso que nos ocupa el ridículo es notorio, voz ronca, desafinación constante, intentonas guturales sin sentido y, la gota que colma el vaso, un Coverdale que finge cantar. Cuatro miembros de la banda realizan coros -nada de armonías, siempre la voz principal- para tapar al “jefe”, y cuando esto ocurre David mueve los labios esperando que nadie lo note, pero su voz actual es tan ronca que se nota. El engaño es más que evidente, ¿nos olvidamos de este hecho y nos unimos al inmenso karaoke o pensamos que la serpiente blanca está engañando a público y promotora?. El lado blues y soul de temas legendarios quedan enterrados entre coros de taberna y vastas guitarras sin alma, todo convertido en hard rock genérico de tercera división.

Pantalla gigante, un escenario a varios niveles y la union jack omnipresente para el plato fuerte de la velada, Def Leppard, que disfrutaron del mejor sonido de la noche -siempre dentro de las posibilidades de un pabellón con la acústica de un aseo pequeño-. Muchos pregrabados desde la intro con ‘Won’t Get Fooled Again’, juegos de luces para cada canción y muchos efectos de voz y sampleos que descolocan y a la vez resitúan a finales de los 80. Un aperitivo de grandes himnos de estadio reclama más laca para cantar apropiadamente ‘Bringin’ on the Heartbreak’ o ‘Foolin’’, con intensos duelos guitarreros a pie de pasarela. Continúa un emocionante vídeo que nos traslada 26 años atrás y da paso a las 12 canciones del Hysteria, superventas cosecha del 87 con armonías que han añejado muy bien. En 2013 Def Leppard son una autentica banda, donde nadie hace la guerra por su cuenta y el resultado global supera con creces a la suma de sus partes, una auténtica lección de hard rock ochentero.