Los espíritus del delta de Úbeda, encarnados en el trío Guadalupe Plata, acercaron la liturgia del blues al festival Cultura Inquieta de Getafe. El rito comienza en el Cementerio, en el Funeral de John Fahey, con cadencias fúnebres y el barreño encargado de dar cuerpo a los ritmos misteriosos de la batería. Aumenta el paso, el contrabajo casero muda en guitarra enchufada a amplificador de bajo y el paisaje torna en desierto, canciones más largas y epilépticos solos de guitarra con slide pintan un panorama de trance psicótico y catarsis necesarias.
El quejío de la voz de Perico de Dios arroja historias crudas, rencores eternos y dolorosos fracasos, esencias del blues en su versión ubetense, Jesús está llorando mientras entierran a Milana, single por aclamación popular del estribillo. Un último cambio al bajo eléctrico desata compases demoníacos, con rabiosos boogies de resonancias zztopianas. Con ritmos infatigables muy marcados y diferentes sonoridades, siempre de ultratumba, Guadalupe Plata han conseguido un estilo único e intransferible, que retuercen a placer entre sobresaltos de intensidad.
Cuando los festivales menguan en cantidad y calidad, y prestigiosos ciclos estivales cambian la brisa veraniega por el aire acondicionado, una ciudad de irreductibles getafenses se atreve a organizar varias semanas de eventos culturales con gran cantidad de actividades paralelas y precios populares. Permanezcan inquietos.