Penúltima pateada al recinto pasando sobre la autopista que une las dos últimas capitales de Dinamarca (Roskilde lo fue hasta 1443). Inicio ideal para desperezarse con Rolo Tomassi, el rock progresivo de los de Sheffield nos atrapó con sus contrastes a la voz y su sublime batería, que se prodigó en los platillos y al doble bombo. Para continuar con el colectivo Africa Express, asiduos del festival, que en esta ocasión presentaban su disco ‘C Mali’, una experimentación sobre la obra ‘In C’ del compositor minimalista Terry Riley.
Comenzó a llover, y la gente acudió en masa a resguardarse bajo la gigantesca carpa del escenario Arena, donde la japoamericana Mitski con su voz y sus bailes teatrales se asemeja al estilo -que no a la calidad- de Björk. Para disfrutar de dos de los platos fuertes del día hubo que mojarse, y si era fuerte la lluvia mayor era el vendaval sonoro que surgía del escenario Mantra gracias a Sampa The Great, donde contagió su energía al aguerrido público presente. Al contrario que otros hiphoperos más establecidos, la de Zambia aumenta enormemente sus prestaciones en directo, esperamos poder verla pronto de nuevo.
Continuaba el aguacero cuando por fin llegamos a Fatoumata Diawara, una artista que había participado en las dos últimas ediciones de Roskilde pero que, por caprichos del destino, nunca habíamos conseguido ver. Que una de las desventajas del festival sean los continuos solapamientos de grandes actuaciones habla a las claras -aunque a veces duela- de la grandeza del evento.
Fatou lleva años afincada en París, pero es la música de su tierra, Mali, la que ofrece en un cóctel de jazz, soul y rock. Muy carismática y comunicadora, entre canción y canción recordó la importancia del afrobeat, alabó a Fela Kuti “ya no está entre nosotros pero siempre estará dentro de nosotros” e invitó a Yael Naim a cantar un par de temas, cantando con ella ‘The Sun’, del último disco en estudio de la francoisraelí. Para cerrar el concierto agitó una cola de caballo de manera ritual e hizo bailar a la gente “como en una danza masái”.
Las coincidencias en el tiempo seguían al orden del día, ya nos habíamos perdido -ay- a Arlo Parks y decidimos salomónicamente ver la mitad del bolo de The Smile, trío con el 40% de Radiohead (Thom Yorke y Jonny Greenwood) y Tom Skinner, el baterista de Sons of Kemet (que nos encantaron en la edición de 2019). Las composiciones siguen en la línea del doctorado sónico de su banda madre (incluso el productor es el habitual de Radiohead), vúmetros al 12, sonoridades postpunk y argumentos math rock con un avejentado Yorke haciéndose cargo de varios instrumentos.
A unos centenares de metros actuó la revelación del festival, Little Simz ofreció una abrumadora demostración de poder, su disco ‘Sometimes I Might Be Introvert’ arrasó de forma inapelable en las listas de mejores trabajos de 2021 y su traslación al directo le suma credibilidad a la propuesta. Con una seguridad que asombra, la inglesa consigue sonar sensual y rotunda, dominando desde el escenario la energía de un público que cayó rendido al primer recitado y aplaudió y gritó cada genialidad.
Es evidente que su estilo es old school, pero consigue la magia de que todo nos suena a novedoso y a familiar al tiempo. ‘Venom’ parece el ‘Shaft’ del siglo XXI, ‘Offence’ tiene un fondo guitarrero a lo RATM y su batallador discurso en ‘Boss’ está rodeado de samplers de soul. Qué decir de temas como el relato feminista de ‘Woman’ o el reggae ‘Point and Kill’, verdaderos clásicos con apenas un año de edad.
Hablábamos hace unos párrafos de artistas que se crecen en directo, no es el caso de Tyler, The Creator que se presentó con gorrito, retraso, poco show y una pose mitad buen rollo mitad perdonavidas nada creíble. Seguiremos escuchando sus discos.
En busca de autenticidad no pudimos hacerlo mejor al toparnos con Jerry Cantrell, el legendario guitarrista de Alice in Chains, acompañado además de Greg Puciato (The Dillinger Scape Plan) para ayudarle en las voces. Presentó su tercer álbum en solitario ‘Brighten’, pero los momentos álgidos fueron con los temas de su primera banda: ‘Check my Brain’, ‘Would?’, ‘Man in a Box’… muy pocos músicos han logrado crear riffs tan pétreos como el de Seattle.
Jada es una estrella en Dinamarca y demostró en el Orange que, además de poseer un torrente vocal, sabe de qué va esto: vistió de naranja e hizo crowdsurfing. Unas horas antes el también local Thomas Helmig, con casi 40 años de carrera a sus espaldas, pudo ofrecer sus numerosos hits al público escandinavo. Proseguimos nuestro camino nuevamente en el Avalon, donde nos encontramos con la refrescante actuación de Etuk Ubong & The Etuk Philosophy, con el nigeriano recogiendo tanto las influencias de su entorno como las de los clásicos del hard bop.
Nada mejor que terminar un día duro por la lluvia que la magnífica sencillez synthpop de Chvrches. Todas sus canciones son muy similares, atinaron con la fórmula en su disco de debut y no la han abandonado, pero siempre consiguen dar una nueva vuelta de tuerca a la receta y su último plástico ‘Screen Violence’ contiene revitalizantes hits como ‘He Said She Said’ o ‘Good Girls’ que ganan en directo con una show-woman como Lauren Mayberry que no para de girar sobre sí misma en todo el recital. Cansados pero felices volvemos al camping mientras de fondo suena la brutal ‘Never Walk Alone’ de Moscow Death Brigade.