La rumba congoleña es llamada también soukous y nace en los años 30, aunque adquirió popularidad a partir de los años 40, gracias a la aportación y la influencia que marcó la música caribeña en ella. La relación que se establece musicalmente entre Cuba y el Congo a mediados del siglo XX podría tildarse como un viaje de ida y vuelta, en el que la música africana viajó a América para volver de nuevo a su origen, generando en ese trayecto nuevas formas que han seguido evolucionando desde entonces.
Durante la década de los 30 y los 40 muchos países se beneficiaron de la II Guerra Mundial para mejorar sustancialmente sus economías y, aunque Estados Unidos es el caso más conocido, no fue el único. El por aquel entonces Congo belga vendía diversos metales y caucho a los aliados, lo que tuvo como consecuencia un aumento de la calidad de vida en el país. De esta forma, la cultura llega a más gente que antes y con ella un aluvión de discos de música cubana que calaron bastante en la población.
Pero también la influencia de las big bands americanas tuvo su reflejo en formación de este género, con la aparición de grandes bandas en ciudades como Leopoldville o Brazzaville. Algunas de ellas fueron la Grand Kalle et l’African Jazz (también conocida como African Jazz), dirigida por Joseph Kabasele Tshamala y OK Jazz, luego llamada TPOK Jazz (Tout Puissant Orchestre Kinshasa o “banda todopoderosa de Kinshasa”) dirigida por Francois Luambo Makiadi, más conocido simplemente como Franco.
En ese momento se produce una curiosa confluencia de estilos. El jazz comenzaba a experimentar con la fusión de otros estilos, sobre todo a través de artistas como Scott Joplin y su tema Solace, W.C. Handy y su clásico St. Louis Blues o Chano Pozo y Dizzy Gillespie y su conocido interés por la música cubana. Pero fue Jelly Roll Morton quien incluyó sonidos caribeños de forma más evidente en algunas de sus composiciones, como Mamanita o The Crave. Mientras tanto, el Congo se imbuía de los grandes discos cubanos de la época al tiempo que sus músicos adoptaban la fórmula de las big bands para interpretar aquellas piezas. Con la sustitución del piano por el likembé el género toma su forma casi definitiva, aunque más tarde será la guitarra la gran protagonista.
Algunos de los artistas más importantes del género son:
• Ricardo Lemvo, el primer artista que fue fichado por el prestigioso sello Putumayo.
• Kékélé, una de las bandas actuales más conocidas.
• Ray Lema, considerado unos de los artistas más innovadores de África.
• Wendo Kolossoy, una de las voces más legendarias.
• Rumbanella Band, formados a finales de los 60.
• Lokua Kanza, afincado en París.
• Les Bantous de la Capitale, una de las bandas más influyentes formada en los años 50.
• Antoine Moundanda, fundamental en la historia de la música congoleña y gran intérprete de sanza.
• Papa Wemba, apodado “rey de la rumba congoleña“. Gran parte de su fama -algo deteriorada desde que fue condenado en 2004 por haber participado en una red de inmigración ilegal– se la debe, como tantos otros músicos africanos, a Peter Gabriel y su proyecto Real World, dedicado a promover las músicas del mundo.
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Rumba congoleña
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Texto: Juan Manuel Vilches
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