Badly Drawn Boy — It’s What I’m Thinking (Part One — Photographing Snowflakes) (One Last Fruit/Ear Music, 2010)

Aunque los originarios de Denver Devotchka se han catapultado en diez años al grupo de esos elegidos que facturan un estilo al que se podría catalogar de crossover indie o art indie —gracias ante todo a su colaboración en la factura de la banda sonora para el filme Pequeña Miss Sunshine—, no son los únicos que han hecho méritos para subir a esas plantas superiores en las que se mira con otra perspectiva. Aun así, no todos los escogidos por el talento son reconocidos por la industria. Este caso representa sin duda al británico Badly Drawn Boy; un artista que, todavía habiendo editado su primer lanzamiento discográfico al mismo tiempo que el debut de Devotchka, y aunque dicho CD —titulado The Hour Of Bewilderbeast— le dio un Mercury Music Prize, sigue siendo el gran desconocido de la escena mundial en cuestiones de sonidos independizados.

It’s What I’m Thinking (Part One – Photographing Snowflakes) debiese ser el trabajo que le sitúe a nivel internacional en un puesto de honor, pues, en los estertores del año 2010, pocos creadores de la escena a la que representa se atrevieron con algo tan ambicioso. Y es que no es escaso el número de apostantes que sueñan con la década de la psicodelia, mientras que Badly Drawn Boy pasa directamente a los hechos recreándola en una mixtura entre The Byrds y Love (‘Too Many Miracles‘), al igual que reinventando lo que pergeñaron los miembros de Appaloosa (‘In Safe Hands‘).

Incluso habrá de aquellos oyentes que crean reconocer el deje de Leonard Cohen en el tema que titula al disco, aunque el padre de este invento despista añadiendo un sinuoso slide. Es tan osado que, en el momento en el que el seguidor se acostumbra a la proeza, él decide saltar en el tiempo al reinado ochentas de The Smiths y seguir su senda fraguando un ‘I Saw You Walk Away‘.

El camino artístico que ya estaba planteado en sus obras anteriores pero que aquí toma cuerpo de posible saga. Un lanzamiento en el que Stephen Hilton ha hecho de la producción algo digno de reseñar y valorar cual otra pieza clave en el entendimiento de una grabación como It’s What I’m Thinking.

sguillen

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