16 de abril de nuestra era, bajo la ya adherida al festival amenaza de lluvia, ya se sabe que en Abril aguas mil, comienza y retorna el Extremúsika. Pero nada podía con los ánimos de la gente que año tras año asiste, con ilusión y algarabía al festival. Todos, incluso los ateos y agnósticos rezaban para que no cayera una tromba de agua similar a la del año anterior. Así en esta tesitura comenzaban los conciertos en un recinto fabuloso, preparado para la ocasión, enorme, y sin retraso alguno.
Escenario “Canal Extremadura”, War Time, seguido de Cría Cuervos y Konflikto daban el pistoletazo de salida a tres días de música en riguroso directo. Les siguieron unos Ameskuarto con ganas, ya dijeron que este concierto era muy importante para ellos, sin duda. Pero no tuvieron ni el beneplácito del temporal, que nos obsequió con una señora tormenta mientras ellos intentaban regalar su música, ni la clarividencia de hacernos vibrar. Los de Coria no supieron aprovechar los watios de sonido que se les brindaron y acabaron pasando inadvertidos para el recuerdo del festival.
Sale el sol y saltan a la palestra Sonora, que con su metal embrutecido a base de las voces de una rubia y siniestra chica rubia arrancaron algunos botes del público. A pesar del sonido del escenario hicieron lo que tenían que hacer, y así su sonido neo-metalero al ritmo de una voz rota (que por momentos nos traía el recuerdo de Patti Smith) y un Dj magnífico, nos dieron un cálido paisaje sonoro al más puro estilo Kid Rock, pero a la española.
Justo después unos No Relax inspirados y divertidos se ganaron el aplauso del público, quien disfrutó de ellos y del rato de asueto que concedió la tormenta. Podríamos decir que el temporal se esperó para que entrásemos en calor al son de esta sencilla y buena banda hispano-italiana. Así No Relax levantó al personal de manos de su movida y simpática cantante milanesa.
Para cuando Sidecars saltó al escenario, los asistentes no hacían otra cosa que refugiarse de la fuerte lluvia que les aguó el concierto, a ellos y a nosotros. Menos mal que para rescatarnos acudió la Vargas Blues Band, dándonos a todos una lección de blues difícil de olvidar. Se presentaba difícil, pero ya sin lluvia, la telecaster que empuñaba Javier Vargas se había calentado y conseguía recordarnos a golpe de versión al gran Jimi Hendrix. Tardaremos tiempo en olvidar esa chirriante y demoledora guitarra machacando blues y rock en nuestros oídos.
El baile llegó con El Combo Linga a ritmo de palmas, mientras el escenario Canal Extremadura comenzaba a rebosar en un enclave magnífico a orillas del Guadiana. Así tras el alegre bailoteo y la buena música del Combo Linga, la cuál nos dejó muy buen sabor de boca, unos Violadores del Verso, a su nivel, fueron capaces de hacer rapear a los más heavies. Llegaron con las cosas claras, en plena forma, y con la sana intención de hacernos ver que también nos puede gustar el hip hop a todos. Conciertazo el que nos regalaron, demostrando cómo la experiencia es un grado y cómo el saber estar de los buenos músicos se aprecia.
Y llegaba el cambio de tercio hacia el rock de Sinkope. Jugaban en casa, aquí se les quiere, aquí se les canta, aquí se les adora, y realmente se lo merecen, no estaban tocando antes que Rosendo por casualidad. Rock guitarrero lleno de poesía el que nos dejaron para elevarnos hasta la hora en que Rosendo salía al escenario. Y cómo salió el chaval, que sigue como tal, parece que por encima de él no pasan los años. Así nos tuvo a todos cantando “Flojos de pantalón” o “Maneras de vivir” encantados, disfrutando… ¡Rosendo, a la selección!. La única pega, el sonido que por un momento nos abandonó, dejando al público con lo que sonaba por el back-line.
Un descafeinado Albertucho hacía de parapeto para el descalabre al que nos llevó Boikot. Gran concierto para cerrar la primera jornada del festival. Bote tras bote, y grito tras grito, esta gran banda nos obsequió con unos cuantos de sus clásicos, entre los que colaron unas cuantas canciones de su nuevo álbum para dejarnos más suaves que un guante y mandarnos a la cama. Cosa que por otra parte, nos impidió una carpa singular y revolucionaria, la carpa de Transeszénica Transilium que aún a esas horas mantenía en pie a un buen puñado personas, a base de poner la nota distinta en el festival. Sound System Sessions, animaciones clown y customización cerraban, ya bien entrada la madrugada, la primera jornada.
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Rubio Salas