Parecía este un concierto destinado a no celebrarse. Los catalanes habían quedado en visitar Madrid en este final de gira de Delapso, su tercer largo, el pasado mes de noviembre. El día 22, concretamente, tenían que haber pisado el escenario de la sala Caracol, pero el Consistorio madrileño tenía otros planes. Con el cierre, reapertura y recierre del local, la actuación acabó teniendo lugar hace unos días en El Sol, donde unos problemas técnicos todavía quisieron emborronar la noche. Pero Cyan salieron airosos.
Es una verdadera faena que las tecnologías te jueguen una mala pasada en el arranque de tu actuación, aunque Javi, voz de Cyan, supo hacerles frente. Su voz no falló con “Turistas heridos” y “Volando eléctrico“, ambos títulos procedentes de Historias para no romperse (2011). El verdadero problema llegó con el que sin duda es uno de los momentos estelares de un directo de Cyan: “Philippe Petit“. El micro directamente dejó de funcionar, pero el entregado público congregado en El Sol apoyó a Javi, cantando a pleno pulmón, mientras su técnico de sonido intentaba cambiar su cara de angustia. El tema no perdió todo su brillo gracias a la seguridad y la confianza con la que tocaba el resto de la banda y a que el micro volvió a la vida para el segundo estribillo.
Tras este accidentado comienzo, la banda estaba más que dispuesta a levantar la actuación, si bien los presentes no parecían afectados por los obstáculos y siguieron coreando “Esos niños” y vibrando con la batería de “Frovocador“. Javi manejaba el micro con desparpajo, aprovechando cualquier rincón del pequeño escenario del local de la calle de los Jardines para llegar a él y manejar desde ahí también al personal con “Aquitania“.
Con “Mecanismos nocivos“, bien cargado de coreadísimos “oooh”, desaparecieron por primera vez. Minutos después, Javi reapareció con una guitarra, pidió a todo el mundo que se sentara en el suelo y estuviera en silencio, para empezar a cantar a pelo “Congelados por la estela“, terminando a lo grande con toda la banda. La épica que tan bien controlan salió a relucir de nuevo con “Solo es una herida“, con paseos por el local y escalada de teclados por parte del vocalista, animando ese último karaoke colectivo.
El quinteto catalán superó de nuevo la prueba madrileña, salvando las trabas surgidas en el camino, demostrando que tienen garra y un sólido muro de sonido sobre el que apoyarse, preparado para pegar el salto a salas más grandes.
Texto y fotos: Beatriz H. Viloria