CIUDAD: Barcelona
LUGAR: Razzmatazz 3
DURACCION: 60 minutos
FORMACION:
Evan Seinfeld (bajo y voz)
Billy Graziadei (guitarra y voz)
Bobby Hambel (guitarra)
Danny Schuler (batería)
INVITADOS: Comeback Kid y Defeater
Con el pensamiento puesto con sus credenciales históricas de haber surgido de un barrio tan problemático como Brooklyn, la eminente actuación de los neoyorquinos Biohazard, transmitía al público presente en Barcelona una sensación de agresividad que se palpaba en el ambiente poco antes de empezar la acción.
De entrada, una sorpresa, el concierto había sido trasladado de la sala 2 a la 3 del Razzmatazz que, como vienes siendo habitual en estos casos, se convertía en “Saunatazz”, saturado por la escasa ventilación y la excesiva transpiración de los asistentes, quienes ya habían puesto a prueba su capacidad de sudoración durante la intervención de las bandas invitadas, Comeback Kid y Defeater.
Todo grupo tiene su público particular y el de Biohazard responde a un estereotipo cuya imagen impresiona. Así, la pequeña sala reunió a una mayoría de personajes tatuados hasta las cejas, cabezas más bien rapadas y caras de no coger prisioneros. Posiblemente se trate de buena gente que de vez en cuando visite a su abuela, pero ante un concierto de estas características la metamorfosis fue evidente. Naturalmente, hubo otra parte de seguidores menos fieros aunque igual de entusiastas, incluyendo del sexo femenino.
Centrándonos ya en el concierto, previa parrafada de Evan Seinfeld, quien no paró de soltar consignas, a veces solo descifrables para los muy puestos en inglés, se desató un terremoto sonoro de tal magnitud que me alegré de estar pegado contra la pared del fondo del local, a pesar de que el retumbar de la música presionaba para traspasar mi cuerpo a toda costa, con la pegada de batería insistiendo en ulcerar mi estómago mientras las guitarras trataban de perforarme el tímpano. En la parte delantera un tornado causado por el entusiasmo de los más valientes hacía volar cuerpos por los aires mientras otros saltaban compulsivamente como guerreros zulús antes de la batalla.
Una tras otra, las composiciones más emblemáticas de sus primeros álbumes, sobre todo de Urban Discipline y State Of The World Adress, recordemos que se trata de la gira de su 20 aniversario con la reunión de su formación original, sonaron con una vitalidad endemoniada a medida que el local se iba convirtiendo en un infierno de calor pegajoso. Pero la fuerza centrífuga que los miembros de la banda despedían, con Billy Graziadei en plan poseso literalmente tocando encima de la gente, ejercía tal magnetismo que el público disfrutaba de lo lindo a pesar de la asfixiante atmósfera.
Además del generoso derroche de energía guitarrera, la efectiva labor de Danny Schuler con las baquetas servía de imprescindible apoyo para dar sentido del ritmo a los arrebatos instrumentales de sus colegas. Asimismo, Evan, quien mostró una excelente imagen física, mucho más estilizada que años atrás, lideró la actuación desde un segundo plano con su reconocida potencia vocal, mientras Graziadei seguía jugándose el físico haciendo piruetas al borde del escenario y Bobby Hambel luchaba contra el sofoco ingiriendo todo el agua que tenía a su disposición que, a medida que fue transcurriendo la actuación devino en insuficiente a tenor de sus repetidos reclamos (en español) para que le suministraran más liquido elemento y evitar un posible desmayo por deshidratación.
Tras una escasa hora de irrefrenable interpretación y con síntomas de agotamiento, los componentes de Biohazard dieron por concluida su presentación. Los coros del público solicitando más canciones fueron inútiles; era evidente que lo habían dado todo y que el cansancio provocado por el sofocante ambiente aconsejaba poner punto final a su arrebatadora actuación. Eso si, mientras sus tres colegas tomaban “las de Villadiego” de forma inmediata, Seinfeld tuvo la suficiente consideración con el público como para quedarse unos momentos a firmar autógrafos y tomarse alguna fotografía con sus seguidores más acérrimos.
Fue un concierto genuino en el que Biohazard mostró la imagen que ha jalonado su trayectoria, pura visceralidad hardcore con elementos propios del metal y del hip hop. Una actuación corta pero intensa que no creo haya defraudado a nadie a pesar de que el fan siempre quiere más una vez acabada la interpretación. En este caso, fue evidente la total entrega y, consecuentemente, el agotamiento debido a unas condiciones ambientales poco idóneas para alargar en exceso la presentación.
CRONICA REALIZADA POR LOCKY PEREZ
El huracán Biohazard arrasó Barcelona2 thoughts on “”