Havalina lleva una larga trayectoria, con cambios de nombre, formación e idioma en sus letras. Por fin han alcanzado la estabilidad necesaria para obtener un sonido propio y poderlo compartir con una sala El Sol con el aforo completo. Plato único con dos horas de canciones sinceras procedentes de sus dos últimos largos y alguna sorpresa más.
Con su nuevo disco Imperfección han afilado la instrumentalización de unas letras que continúan melancólicas y castigadoras. Temas como el que da nombre al disco enloquecen al público con su intensidad, Agosto en Bogotá con inicio deudor de los británicos Muse no baja el nivel y también llega Noches sin dormir “para que bailen los jóvenes” .
Por unos momentos se subió al escenario Nahúm García, antiguo componente del grupo. Empuña el bajo, Ignacio coge otra guitarra y el cuarteto emula a los fab four con Why don’t we do it in the road de los de Liverpool. Anteriormente el bajo había tenido protagonismo en Miedo al agua.
Terminó la velada con otra versión, A forest de The Cure, con grandes momentos de Manuel al slide con una botella de cerveza (sin alcohol, por si luego hay que conducir). Un gran final para un concierto sin fisuras de un trío que con una gran compenetración y solidez demostraron su consolidación como una de las propuestas más creíbles del panorama actual.
Texto y foto: Desdeljergón
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