The Hellacopters estuvieron en barbecho desde 2008 hasta el 2022, año en el que volvieron con Eyes Of Oblivion, un disco donde intentaron retomarlo donde lo dejaron y el resultado fue desigual. Sí, eran ellos y su sonido, pero no era lo mismo. Esa sensación se mantuvo con la regrabación de Grande Rock del año pasado. Mal asunto si un copy-paste de hace 25 años con tecnología y medios actuales conseguía sonar más fresco que los temas nuevos.
El golpe final al sonido Hellacopter primigenio fue la lesión de Dregen en la mano. El posiblemente mejor guitarrista de la historia del rock escandinavo se ha quedado fuera de juego durante tiempo indeterminado y no ha participado en este nuevo lanzamiento. El “nuevo sonido” que muestran los suecos en Overdriver no es novedoso para nada, después de todo, su líder y compositor Nicke Andersson había reformulado su pócima durante 6 discos de Imperial State Electric, formación donde mostró su vertiente más equilibrada y melódica. Por resumirlo: más groove y menos electricidad. Algo menos de electricidad.
Las muescas del disco siguen siendo rock and roll de alta energía. Desde luego no faltan guitarreos salvajes, soportes de teclado por doquier y rellenos de batería simples pero efectivos. Mientras tanto, las melodías reflejan el fanatismo vintage de un cantante que ya abría sus conciertos con su banda anterior con la chispeante ‘Hello There’ de Cheap Trick o metía las manos en el enchufe para versionar ‘Leave My Kitten Alone’ de Little Willie John con ferocidad inusitada.
La militancia melómana de Andersson también está en el título. Acabó dedicando el álbum a su pedal de guitarra favorito, el pedal Overdiver de la marca Color Sound de finales de los 60 y primeros 70. En definitiva, esto es lo que tenemos hoy bajo la etiqueta Hellacopters, una versión más Kiss que MC5, bastante más Blue Öyster Cult que The Stooges. Una visión que es mucho más coherente con 2025 y que esperamos con ganas ver sobre un escenario.