Hace apenas unos meses que nos visitaban, pero con nuevas canciones en la recámara, los londinenses, sabiendo que tienen a la chavalada española encandilada con su pegadizo electropop, volvieron a España a finales de enero. Is Tropical presentaban a finales de 2014 el ep Black Anything Pt. 1, primera de las entregas que acabarán dando forma a un álbum completo, y visitaron la capital donde les esperaba no solamente la chavalada, puesto que entre el público del Teatro Barceló se pudo ver de todo. Sin embargo, es posible que el honorable no viera todo lo que esperaba. O sí.
Arrancando sin más preámbulos con “Crawl“, su último single, una apuesta por una electrónica más directa y desnuda, fue con la siguiente, “Lover’s Cave” cuando ya engancharon a un público que se comportaría como el que asiste a cualquier discoteca cualquier día de la semana: hablando con música de fondo. Bien es cierto que había alguien sobre el escenario que acaparaba todas las miradas. Is Tropical presentaba en Madrid su nueva formación como cuarteto, con la incorporación definitiva al grupo de una voz femenina, la de Kirstie Fleck, cuya condición de cuarta componente resultó un tanto borrosa en directo.
Los tres chavales —Simon Milner, Gary Barber y Dominic Apa—, bien surtidos de cerveza, manufacturaban la banda sonora del viernes noche a conciencia, empleándose a fondo con la programación, campo que demostraron dominar más que los momentos más guitarreros de su cancionero. Alternaron temas inéditos con éxitos como “The Greeks“, de las contadas ocasiones en las que la pista vibró de verdad gracias a su arsenal de sintetizadores y batería, “Venezuela” o la también celebrada “Land of the Nod“.
El honorable había ido a escuchar los rompepistas, era evidente, y su actitud no disimulaba en absoluto sus intenciones, con la conversación constante de telón de fondo. Pero pareció encantado con el papel de Kirstie, sílfide de pelo largo y lacio que le tapaba la cara, quien, ligera de ropa y descalza ,se dedicó más bien a alegrarle la vista al personal dando saltitos, meneando la cabellera y, de vez en cuando, murmullando algo por el micrófono (sus aportaciones vocales eran cuestionables). Su momento llegó con “Dancing Anymore“, sencillo que dio a conocer al grupo y que la sala bailó encantada, siendo este el punto álgido de la actuación.
Los de Londres firmaron una sesión de baile correcta, pero no tan desenfrenada como la que podría darse en el marco de un festival, un ambiente en el quizás se muevan mejor. Aunque, como ya se ha señalado al principio, la mayor parte del aforo seguramente quedó más que satisfecha.
Texto y fotos: Beatriz H. Viloria