El pasado sábado 30 de junio era el día de Kotebel, el día de su Concerto For Piano And Electric Ensemble; pero, ante todo y sin lugar a dudas, aquella fecha era el día —o, mejor dicho, la noche— de Adriana Nathalie Plaza. Y es que en la pieza en cuatro movimientos que da título al nuevo CD del quinteto, y que de paso preside la citada obra, es Adriana la que se ocupa de presionar o acariciar, según se precise, las teclas del grand piano. Los tempos de la obra, ‘Adagio Maestoso‘, ‘Lento Cantabile‘, ‘Vivo Scherzando‘ y ‘Allegro Moderato‘, van del clasicismo romántico de Franz Liszt a las sonoridades de unos, por ejemplo, Univers Zero.

La templanza del grupo se siente desde los primeros compases, al igual que el embiste arrollador que proponen —seguramente el inicio de una batalla con la mezcla en la mesa de control desde la cual, además de algún que otro defecto, se subía en exceso el instrumento del baterista Carlos Franco—. Al llegar al ‘Lento Cantabile‘ nos captura una delicadeza supina, donde los detalles crecen en una evolución casi alquímica. Cuando esa proeza de largos minutos que es el ‘Concerto For Piano And Electric Ensemble‘ toca a su fin, en el aire se palpan las ganas de que algo más del álbum que contiene esta mastodóntica apuesta sea mostrado. Así aterriza ‘The Flight Of The Hippogrif‘, travesía que comparten con el saxofonista de October Equus Fran Mangas. Este instrumentista estuvo soberbio desde el primer soplo de vida que insufló a su saxo; y así, en una esquina, como queriendo pasar inadvertido de la abracadabrante tempestad sónica que se pergeñaba desde el centro de la escena, Mangas aportó diferentes momentos de gozo y virtuosismo.

Amphisbaena‘ se pudo escuchar finalmente en directo con sus percusiones originales, aunque para la ocasión interpretadas por el venezolano Carlos Talez. El brío de la pieza caldeó en exceso la sala, por lo que todos nos sentimos inmersos en esa vorágine de notas y sentimientos. En la que parecía despedida, la composición que cerraba el concierto de aquella noche, Kotebel animó a Fran a que metiese el clásico toque de saxo que popularizó el ‘Peter Gunn Theme‘ compuesto por Henry Mancini para la teleserie creada por Blake Edwards —y que estuvo emitiéndose en Estados Unidos de 1958 a 1961—. El resto del combo estuvo a la altura, por lo que cambiaron las tornas para amoldarse a tamaño clásico.

Aun así, y aunque parecía finiquitado el evento, Kotebel, envalentonados tras tanto aplauso y entrega de su público, atacaron a modo de único bis ‘Simurgh‘, regresando una vez más a Ouroboros, un disco que seguramente les reportó algunas de las reseñas más elogiosas de su carrera. Cerrojazo a lo grande por parte de una banda que no para de crecer en cada nuevo reto o misión a cumplir.

sguillen

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