Para el nuevo trabajo de la banda Nick Holmes y compañía han elegido un camino que más o menos ya nos había dejado claramente apuntado en los últimos años. Por una parte, mediante la progresiva vuelta al sonido que les lanzó a la fama y mucho más con la gira que hicieron el año pasado dedicada al clásico Draconian Times. Unos meses después se encerraron a grabar este Tragic Idols, así que no extraña nada que suene de esta forma, porque lo que sí ha quedado claro es que al menos han buscado con ahínco rescatar aquella época dorada.

Sorpresas no vamos a encontrar ninguna. Desde el inicio con Solitary One y Crucify tenemos planteado unos temas al estilo de Icon y Draconian Times, con un Nick Holmes que incluso parece copiarse a sí mismo. Fear Of Impending Hell está algo más conseguida, pero lo cierto es que a estas alturas del disco ya se empieza a echar mucho de menos el gancho que sí tenían temas como True Belief, Embers Fire o Elusive Cure. El single elegido para dar a conocer el álbum, Honestly In Death, nos trae más de lo mismo y a los pocos minutos, con In This We Dwell y To The Darkness, nos encontramos con un panorama repetitivo: demasiadas capas y demasiados riff poco inspirados. Lo cierto es que el álbum no es ni mucho menos lo peor que hayan grabado y siguen sacando discos un montón de gente que no llega a su altura, pero es que su mayor virtud radica en que te hace escuchar otra vez el Draconian Times porque, seamos sinceros, es mucho más interesante sumergirse de nuevo en aquel discazo que ahondar en este Tragic Idols.

Lo que le sucedió a Paradise Lost también les ocurrió a otras bandas como My Dying Bride. Aquel cambio que dieron con One Second no sentó bien entre los aficionados más cerrados y, con los años, la banda parece que intentó recuperar parte del terreno perdido dentro de la escena. El error a nivel creativo es patente, porque el último gran disco de la banda es sin duda alguna One Second, a pesar de que siempre han sabido mantener un cierto nivel. Aquel álbum era honesto y, gustara más o menos, se notaba que las canciones salían de donde deben. Desde hace años la mayoría de las canciones de Holmes y Mackintosh parecen surgir de una máquina que se limita a virar de un sonido a otro en busca del beneplácito del público, pero sin ninguna pasión ni víscera.


jmvilches

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