Sábado
Comenzamos la última etapa con las piernas cansadas pero motivados para cerrar el festival con fuerza. Por su nombre podrían ser adalides del Anatolian Rock pero Dina Ögon son suecos y facturan indie enriquecido con sonidos exóticos o psicodélicos. Curiosamente los momentos que más nos gustaron fue cuando ondas se acercaron a oriente medio.
Nuestro grupo favorito del día fueron los brasileños Bixiga 70, una auténtica fiesta carioca con los legendarios África 70 en mente. Músicos nacidos en varias décadas diferentes, ritmos y camisas tropicales, cuatro vientos, dos percusionistas, guitarra, bajo y teclados. Aquí todo el mundo baila, hasta el pianista se planta un teclado colgante para poder caminar bailando mientras explica lo que es el trenzinho. Este trenecito también se armó con muchos cientos de asistentes en el arena. Only in Roskilde.
Barbro es una cantautora de København con bonita voz y a su lado hay una intérprete de lenguaje de signos, como también hace Rozalén. Nos movemos rápido para llegar al concierto de Tems en el Orange. El afrobeat está de moda, el año pasado ya triunfaron por estos lares Rema o Burna Boy, y aunque el tiempo atmosférico de Dinamarca no ayuda a ponerse en sintonía, bailamos sin dificultad temas como ‘Love Me JeJe’ o ‘Me & U’.
De vuelta al arena ya olíamos da mota in da house cuando el grandote de Action Bronson saludó a un público que se agolpó para verle. El neoyorkino, siempre con una cerveza en una mano y el micro en la otra, parecía entrar en éxtasis (quizá sigo más) mirando al cielo cuando era el turno de los desarrollos e introducciones de su banda. Le recordábamos más agresivo, ahora tiene poses de storyteller jazzero y se enfoca mucho en la performance, como cuando se arrodilla ante un solo de saxo.

Tormenta
Se venía una premonición, el folk oscuro de largos desarrollos experimentales de Lankum atrajo las nubes como si de un embrujo se tratase. Después de todo, su propio violinista Cormac MacDiarmada define su música como “folk deprimente con drones”. ‘Go Dig my Grave’ es la banda sonora perfecta para, una vez quitado el sonido ambiente, ver como miles y miles de personas corren a guarecerse ante la tormenta bíblica que se avecina. Nunca vimos un cielo tan negro.
Veinte minutos después Noé y su arca no son necesarios. Por poco. Así que corremos a presenciar el debut en el norte de europa de Bad Gyal. Las pantallas comentan que el concierto comenzaría un rato después, pero parece que no llegó a tocar, quién sabe si porque apenas había una veintena de personas esperando.
Ante tanta lluvia y tanto barro la física de instituto resuena en nuestras cabezas: cuanta más superficie apoyes menos presión ejerces. Se mojaron los numerosísimos pañuelos palestinos y pudimos presenciar una diversidad total ante la preparación para el agua celestial: desde el outfit más profesional hasta la bolsa de basura más rota.
Otro concierto retrasado pero que llegó a buen puerto fue el de PJ Harvey, siempre innovando con su mixtura de poesía, blues rock, pop y unas gotas de espiritualidad. Tras el diluvio ‘The Glorious Land’ supo mejor que nunca.
Jane’s Addiction
Tiempo para el rock noventero en el Arena. Jane’s Addiction son todo un tótem de la época, y cuando el cuarteto está junto sobre un escenario son un fogonazo de auténtico rock and roll. Tras una intro tribal comenzó la ceremonia del funk místico. Su música es la banda sonora de la decadencia de la sociedad, un caótico revoltijo de drogas, juego y sexo. Nada es lo que parece y cuando abren la boca lanzan un mensaje sobre limpiar el agua del planeta.
El maestro de ceremonias Perry Farrell transmite fragilidad e inquietud al tiempo. Dave Navarro tiene hechuras de forajido del salvaje oeste, con su maquillaje y su gabán, mientras realiza sortilegios con su guitarra. Su sección rítmica se lo pasa bien y suenan a la perfección. ¡Qué motivado estaba Eric Avery!

SZA
SZA ha conseguido empatar un récord de The Clash. El London Calling de los británicos fue considerado el mejor disco de la década de los 80 por la Rolling Stone. Todo muy bien si no lo hubieran editado en 1979. Más de 40 años después el SOS de SZA es el mejor disco de 2023 para muchos medios aunque se editase en 2022.
Anécdotas aparte, la nueva diva presentó su mezcla de r&b, pop, soul y hip-hop (lo que su gigantesco equipo de promoci…digooooo, lo que ella misma ya desde su habitación cuando era adolescente llamó glitter trap). La verdad es que todo en su música te recuerda a algo ya escuchado. Déjà vus aparte, la cantante y la banda realizan un concierto bonito, hasta las nubes sobre el escenario pasan rápidamente en la azulada noche danesa, como si fuera parte de la escenografía.
Nos gustó la sobredosis de batería en ‘Saturn’ y su cambio de ritmo, además del exitazo de ‘Kill Bill’. Aunque en muchas ocasiones se oyen más los efectos de la voz que la propia voz, mal asunto cuando a una cantante le sucede esto. Y eso que en el terreno de la imagen ya estamos más que acostumbrados a tener más photoshop que foto.

Aprovechando los últimos momentos
Otra tradición es terminar el festival quemando ruedas, viendo todo lo posible en los últimos momentos. Más aún si el tiempo acompaña a finales de una fresca noche roskildiana. ¿Unos pogos salvajes? Venga, con Tallah, potente y auténtico sonido industrial con afinaciones numetaleras y un puntito teatral. El sonido en el Gloria siempre es perfecto y ayuda a poner nuestra energía al 110%.
En la otra punta del recinto disfrutamos de una producción de nivel de estadio en el cuarto escenario del festival. Latinoamérica en la casa con la bandera argentina y los fraseos de Trueno, que hizo las delicias de los adolescentes presentes.
Queríamos más caña, pero The Armed se han domesticado. Mucho en disco y algo en directo. De sonar hardcore a sonar a algo tipo Arctic Monkeys. Nosotros preferíamos la versión locamente inmadura. En todo caso thank you for sticking around!! En el último slot del día viajamos a la estratosfera mediante el electro pop espacial kraut de Decisive Pink.
Hay que volver a casa
Comenzamos esta serie de crónicas hablando de cómo era imposible abarcar todo. De hecho sólo las bandas que dejamos de ver conformarían uno de los mejores festivales del panorama: Charli XCX, Bad Gyal, Nia Archives, Bar Italia, Amarae, Brutalism 3000. Hay solapes generacionales, coincidencias donde aciertas al 95% dónde irá una determinada persona sabiendo su edad, ya sea el Blur VS Rosalía el año pasado o Charlie XCX VS Foo Fighters de este.
Otra edición donde los grandes triunfadores son los programadores del festival, porque tener dinero y fichar a golpe de talonario a los headliners es sencillo, pero conformar unas segundas y terceras líneas con bandas semidesconocidas de gran calidad es lo que gozamos en este festival año tras año. Apostar por la calidad y por la diferencia ante la uniformidad y el status quo.
Nos vemos el año que viene para otra sesión sin ánimo de lucro y por la paz desde 1973. Más flores en el pelo, generaciones juntas, desde abuelos a los niños con pocas semanas (uno con 9 meses ya disfrutaba de su segundo festival). Animal print sin piedad, ecos de nuevas drogas de diseño, curiosidad artística, hormonas escandinavas y una plataforma con una configuración distinta cada vez que la visitábamos.
Soluciones imaginativas en el camping, atravesar el bosque para ir a desayunar, un mensaje de conciencia social mires donde mires, 443 millones de coronetis donados, 130.000 asistentes, derechos humanos, paz en Gaza y cambio climático. Llegó el momento de la vuelta a casa, y recuerda el consejo que vale para todo el año: Look after each other and be Orange together.
