Parece que hoy en día estamos demasiado acostumbrados a escuchar que formaciones o artistas que empezaron su andadura musical hace más o menos medio siglo ofrecen giras internacionales para deleite de sus fans más veteranos y de aquellos seguidores de generaciones menos maduras. Un hecho que resta importancia, en numerosas ocasiones, a auténticos hitos dentro de la cultura musical y que, extrapolándonos de los fines perseguidos por cada artista, suponen una oportunidad de ver a parte de la historia musical moderna en vivo y en directo. Porque, por más que le pese a las voces detractoras más crítcas, The Beach Boys son historia viva de los inicios de la música surf, y poder observarles recorrer su propio legado en un concierto en Barcelona 50 años después de su debut cómo banda, es algo que muchos de nosotros no podíamos imaginar cuando crecíamos quemando una y otra vez sus éxitos en los cassettes y los discos de vinilo.
Tras 20 años de sequía en material discográfico nuevo, los eternos surferos volvieron a subirse a la cresta de una oleada humana a orillas del Mediterráneo. ¿Quién decía que el nuestro no era un buen mar para surfear? La formación liderada por Brian Wilson aunó sus canciones marítimas con la magia de la catalana montaña de Montjuic en su segundo concierto celebrado en el estado español con motivo de su gira de 50 aniversario y de la presentación de su más flamante álbum: That’s Way God Made The Radio. Y allí estaba su público, su dispar público; personas de distintas generaciones e ideologías corearon los éxitos más reconocibles de la formación californiana en uno de aquellos extraños actos de igualdad humana que sólo parecen conseguir el deporte y la cultura; y esta segunda sin la violencia ni rivalidad de la primera. Un hecho que parecen olvidar nuestros políticos al menospreciar la necesidad de esta y convirtiéndola en un lujo no hecho para disfrute de la ciudadanía menos pudiente.
Fueron un poco más de dos horas de directo. Un concierto tan intenso cómo estival que la formación necesitó dividir en dos partes, porque los suyos distan ya de ser cuerpos de veinteañeros y el esfuerzo suelen pasar una factura proporcional a los años. A pesar de ello hubo minutos para interpretar 48 canciones entre las que sonaron himnos estivales cómo “Surfin’ Safari“, “Don’t Worry Baby“, “California Girls“, “Good Vibrations” y el esperadísimo “Surfin’ USA“, para terminar en el bis con “Kokomo“, “Do You Wanna Dance” y “Fun, Fun, Fun“. Un recorrido que, a nivel técnico y vocal, pudo mantener el nivel esperado gracias al despliegue de músicos de acompañamiento que llevaba la banda.
Mención aparte merece la entrega de sus componentes, los cuales supieron granjearse la gracia de un, prácticamente, lleno absoluto gracias a su interacción con él. Algo, eso sí, de lo que parecía un poco ajeno el propio Brian Wilson, quien se mostró serio durante buena parte del show. A pesar de ello, el concierto cumplió expectativas gracias, sobretodo, a un acertado repertorio y a una puesta en escena casi impecable. Una buena reconciliación de Wilson” con quienes acudieron a verle en solitario en su anterior paso por Barcelona y que no encontraron en su directo la esencia global de los chicos de las playas de California. Ayer, sin en cambio, The Beach Boys demostraron que se puede ser un maduro adolescente.
Raül Ruiz / #raulrga
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