Entre lo obvio y la sorpresa. El primero de los impactos “sónicos” (el mes que viene será Sonic Youth en el mismo lugar, esperemos que con mejor sonido) se nos cayó encima a través de la buena forma del trío de Hoboken.
Yo la tengo se plantaron en el escenario sin disimular el esquema tradicional de grupo de rock (guitarra, bajo y batería), escondiendo la fuerza de su propuesta con una inicial presentación vaporosa, como la bruma que empaña dos de sus últimos grandes discos; “And then nothing turned itself inside-out” y su última maravilla, “Popular songs“, donde se muestra sin reparo y titubeos la elegancia nada sofisticada del mítico grupo.
Pero tras este saludo inicial, haciendo honor a la discográfica a la cual pertenecen, mataron el tiempo y congelaron a la multitud que prácticamente llenaba la sala con más de diez minutos de distorsión “noise-pop“, donde dieron portazo a las dudas sobre el titubeo de discos regulares y de un soplo desapareció la bruma melancólica hacia el indie-rock crepuscular donde la Velvet Underground parece sacada de un campechano trío de simpáticos músicos.
En el directo de Yo la tengo existen dos partes muy diferentes. El ruido potente de sus guitarras (acompañado por la excelente batería comandada por una Georgia Hubley soberbia) y el pop entre las baladas donde la voz femenina es parte fundamental y el ritmo afable de sus melodías, que parecen sacadas de un grupo novel. Así sonaron “Periodically double or triple” y “If it’s true“, donde el grupo sabe arrancar partido de su vena más contagiosa y abordable.
La madurez se agarraba y quedaba fuera de toda duda, desde las cuerdas que iban desde los extremos de las guitarras hasta los oídos entumecidos de los fans de siempre, aquellos que no se asustan si el grupo es capaz de cuestionar la paciencia de esos seguidores más tímidos.
Prácticamente fueron dos horas y quince minutos de no saber dónde inclinar la balanza y, por lo tanto, encender la duda de cómo situar a este grupo. Pero todo esto se escapa hacia posicionarla sobre una base mucho más consistente: en la que se apoyan los grandes grupos de rock actuales y donde se aplaude a los maestros (que también han cortado y pegado aspectos de un pasado honorable) que han dado herencia a muchos de los sonidos que se siguen escuchando en grupos mucho más jóvenes. En definitiva, Yo la tengo siguen iluminados por la inspiración. Soplando fuerte.
Texto: Ángel Del Olmo.Fotografías: Javi JB
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Yo La Tengo es uno de esos grupos que, a pesar de su discreto talento, me sorprende que logren tocar cada noche para miles de personas. Ayer lo hicieron en Madrid y mañana lo harán donde quiera que vayan. Encima del escenario un vendedor de comics, una frutera y un programador informático adicto a la Fluoxetina. Bueno, realmente son músicos pero parecen más esa clase de personas. Lo del fármaco en cuestión no lo sé. El caso es que tocan con la expresividad y el esmero de quien aprieta tuercas en una cadena de montaje aunque esa no es la principal característica de su destreza duerme-ovejas. Lo que les diferencia de muchos otros es su versatilidad. Lo mismo te obsequian con un tema resultón, que se pasan quince minutos distorsionado tres notas de la forma más insustancial. Creo que sucede lo mismo en sus discos pero aunque sólo sea por temas como “The Weakest Part†logran ser un grupo especial. Que se lo digan a los enfervorecidos gafapastas. De modo que supongo que la culpa de que el tedio surgiera en algunos momentos la tuve yo. Tenía que haberme colocado.
Pues me alegra mucho que diesen un gran concierto en Madrid porque el de Santiago, la verdad, me decepcionó bastante. Adjunto enlace de la reseña que escribí para mi blog por si a alguien le interesa echarle una ojeada:http://bailarsobrearquitectura.wordpress.com/2013/03/05/no-lo-tuvieron/
Saludos,
iago lópez